12.11.13

DONOSTIA y el homenaje a la Behobia. ¿O a nosotros mismos?

No les vamos ni les podemos engañar. Este es un post a gloria de Donostia y del hecho de haber acabado dignamente una de las carreras sobre asfalto, o la que más, famosas del país: la Behobia de San Sebastián. 
Vaya, que es un post a mi ego y para el recuerdo futuro de la hazaña en un peculiar fin de semana que empezó un viernes a las 3 de la tarde con un viaje en solitario de 5 horas en coche hasta la capital del pintxo vasco (o es Bilbao??) y acabó con otro viaje de vuelta de la misma naturaleza que el anterior. Pero en el intermedio...ay el intermedio...

Vaya por delante un agradecimiento. TODAS las fotos del post son del gran Roger Compte. Un problema, recurrente, con mi teléfono/cámara de fotos hizo imposible que yo disparase una sola foto entre las 13 y las 17h. Así que desaproveché toda la gloriosa jornada. Pero allí estuve y allí estaba Roger con su Nexus para salvarnos el culo y el post. GRACIAS one more time.

El sábado mediodía no pudo ser mejor. Bueno, sí pudo, aunque no sé cómo hubiésemos acabado de haber tenido éxito en ese inicio.
Empezó con un par de decepciones grandes pero todo se arregló tras el espectáculo posterior. Un par de decepciones con nombre propio: Zeruko, la Meca del pintxo creativo estaba de vacaciones. Y el Bar Néstor, frente al anterior, no nos permitió disfrutar, por unos minutos tan sólo, de uno de los secretos mejor guardados de Gipuzkoa...Y que no vamos a desvelar aquí, claro. 

Pero el resto, un show sin parangón. Aclaremos una cosa antes. Los pintxos que nos jalamos en Donostia se parecen poco o nada a los que nos metemos en Barcelona. Saben de nuestra pasión por la barra del Taktika Berri, pero he de decir que en Donostia no pasaría de un simple bar de la zona media. Tal cual. Los pintxos que nos encontramos por ahí se alejan del clásico surimi y mayonesa que tanto me gusta y tocan directamente la cocina creativa del S.XXI o como mínimo se acercan. En algún caso, más que pintxos directamente platillos. Lo van a ver ahora: cerdo, pato, foie, ternera...Todo en la parte vieja, en 200 metros a la redonda, para que puedan ir degustando y cambiando de local. Fácil y recomendable. Y codos, mucho codo para hacerse sitio y morro.

Ganbara. Primera parada tras la doble decepción. Aquí íbamos a por el txangurro (centollo) de cabeza. Un local repleto de hordas hambrientas nos convencieron de dos cosas: uno, que teníamos que cambiar rápido al segundo local de la lista para no eternizarnos, y dos, ya puestos y si podíamos pedir, había que aprovechar y pedir algo más. Y aquí tenemos el pintxo más académico de los encontrados. Una especie de pintxo de salmón con la mezcla surimeramayonesil pero sin serlo. Y con pimentón. Un buen bocado. Y el mousse de txangurro en tartaleta una delicia. Una cremosidad intensa, un sabor contundente. Sin ser fan de la tartaleta como recipiente, hubiese comido unas decenas sin problema. Un hallazgo.

 La cuchara de San Telmo. Se cuenta que tras un cambio de dueños la calidad se ha visto mermada. No quiero imaginar cómo era antes si esto era un bajón. Nos llamó la atención en esta minúscula barra de gigante fama el trato y la forma de trabajar del personal. Profesionalidad total. Te conocen al momento y se quedan perfectamente con lo que has pedido. Aún habiendo decenas de personas a la vez con las que hablan. Lo pienso y me emociono cuando a veces por aquí te encuentras con camareros que pasan de todo y con memoria tipo pez azul de Pixar. Pero la comida aún mejor. Genialidad de la vieira envuelta en tocino, increíble carrillera de ternera de melosidad suntuosa y foie que era...foie. Del bueno, del que nos gusta, del que notas que es de verdad y no un sucedáneo de La Piara (referencia vintage sin sentido). Vaya, pedir un pintxo de foie tiene que ser un éxito sí o sí. Y lo fue sin duda. Hay que volver. Y dejarse llevar por esa carta llena de genialidades.



 Goiz Argi. Parada exclusivamente para testear la fama de su brocheta de gambas. Y salimos más que contentos. La verdad es que nos equivocamos de local (yo confieso) y paramos antes en otro local donde pedimos lo mismo, pero en la comparación quedó claro que el local bueno era éste. Sin duda. Su pan y su salsa como complementos ganadores. Gambones ideal para un ataque de gota.
 Borda Berri. Cuarta parada, indicada para la búsqueda del kebab de cerdo. Aunque hubo espacio también para la oreja de gorrino y para el magret de pato. He aquí por orden la oreja, el kebab y el pato. Ni rastro del surimi aquí tampoco. Abajo les dejo con la carta del local para que vean que no van a encontrar el sobado pintxo de txistorra. Aquí se juegan otras ligas y muy mayores. La oreja puede haber sido el sleeper del fin de semana. Una maravilla que recordaba a la terrina de peus de porc de La Pubilla, por ejemplo. Magnífico. A la altura del kebab de cerdo que era una costilla de tamaño XL como pueden apreciar. Y muy jugosa. El pato bien pero tras el cerdo era difícil. Muy recomendable también pero es que tienen que mirar la carta...


 Ni Neu, esquina Kursaal. El postre. Por todo lo alto si es que pensaban que habíamos tenido suficiente. En un local que nos habían recomendado especialmente y que lo rompió. Una torrija esponjosa y de intenso sabor a crema que puso el fin a una comida sensacional con gente espectacular. Qué bien lo pasamos y cómo pensamos en volver. Esto es así.
 La carta del Borda Berri que demuestra lo que decíamos. La reinterpretación del pintxo.
Un fin de semana extraño pero sobre todo recordado por esta jornada gastronómica de alto nivel. Altísimo. Con la guía del mencionado autor de las fotos que nos llevó diligentemente de un local a otro con un timing perfecto y sabiendo a lo que íbamos, no falló nada. Sólo mi teléfono y que en otro fin de semana no tan masivo hubiésemos estado mucho más anchos. 
Pero oigan, un día es un día y estos pintxos no son unos pintxos cualquiera.
Larga vida al País Vasco.

2 comentarios:

Arantxa dijo...

Me apunto todooooos!!! Excepto el Nineu que ya lo eh probao :-P Esa torrija es deliciosa. Este año llevo ya unas cuantas torrijas del estilo en mi cuerpo ;)

Anónimo dijo...

Son los amos indiscutibles!!