6.10.15

TIMESBURG. El Advenimiento del cuarto local y sorpresas varias.

Pocas entradas como ésta han visto por aquí. Seguro. Es una seminovedad absoluta total. O tal vez no. Vaya que no recuerdo si alguna vez hice algo así y no tengo ganas de mirar lo que hice porque no tengo tiempo para tonterías.

El caso es que el jueves 1 de octubre la buena gente de Timesburg nos invitó a la inauguración de su cuarto local en Barcelona, lo que demuestra que al parecer mal no les va, para disfrutar de una noche entre colegas con buena comida para dar a conocer su producto entre aquellos que aún hoy la desconocían (si los hubiese por estos mundos de Dios).
Como ven en la foto de aquí debajo gustan de espacios grandes y decorados de forma industrial con toques rústicos y el local de Rosselló 520 esquina Independència no es una excepción. Está bien y creo que tiene que valorarse de esta manera el hecho de que los locales de esta marca huyan del centro de la ciudad y se repartan por zonas alejadas de los grandes movimientos turísticos para hacer una vida algo más de barrio y proximidad.
 Este tipo de eventos en los que históricamente me he prodigado poco son para darse a conocer y quedar bien o muy bien entre la gente de este complejo y cada vez más cansino mundillo. Y creo que se consiguió de sobras.
Me gusta Timesburg y me gustaba antes de esta inauguración. Lo dejo claro desde el principio porque esto no es una conversión religiosa espontánea milagrosa. Que sí, que hay gente que dice que es sincera y canta alabanzas y en realidad no lo es, pero no es el caso. A mi gustaba Timesburg desde el primer disco cuando no los escuchaba nadie y no hacía falta que me llevaran a tan magno evento a comer unos bocados para decirlo. Y pasa también que hay veces que la gente dice que le gustan las cosas e incluso puede llegar a ser cierto. Qué situaciones tan extrañas se llegan a dar, que te mole algo y lo digas. Por suerte en el mundo no todos tenemos el mismo gusto y algunos aún no han descubierto los bagels con salmón ahumado.


La noche transcurrió sin incidentes remarcables si no hablamos de un par de avalanchas sobre las bandejas de los camareros cuando salían de la cocina. Pero la gente se sentó en las mesas y sólo los pringados como quien les escribe se quedó de pie junto a otros ilustres ignorantes gastrocanaperos blogueros.
Aquí una panorámica de un momento de la inauguración en el que pueden ver a más de dos de esos influencers de la ciudad mientras yo degustaba esa carne al punto maravillosa con sus jalapeños y nachos rotos desde la altura de la escalera.

 Y aquí la Kobe, objeto de discusión fervorosa por su nombre en algunos foros virtuales... En la carta al menos pone que es carne de wagyu y ya está. Sin querer buscar ninguna otra explicación ni entrar en polémicas porque había otra que se llama DF y no ví la Plaza del Zócalo dentro. Dejen de ser tan intensos que eso ya no se lleva desde que empecé a quitarme.
Otra pieza que pueden ver en mi perfil de Instagram con su éxito y tal.


Aquí en cambio hago uso de fotos profesionales proporcionadas por el local y no tomadas por mí, evidentemente, para que vean qué se pierden si no se pasan por aquí. (Si quieren fotos mías del local busquen el post por el blog que haberlo haylo).
La Foie con su ídem y unas pipas (stop rúcula).
 La Massimo con su tomate seco y su parmesano (y la omnipresente rúcula).
En definitiva, una gran noche para redescubrir una hamburguesería más que interesante a la que seguirle la pista. Post (no) patrocinado más que por unos bocados hamburguesiles y alguna cerveza, lo prometo encima de un bagel. Igual es que nos vendemos demasiado barato... 
Gracias a la organización por su ayuda en la elaboración de esta entrada. Si cuela que me inviten de verdad a comer en plan bacanal que para eso he escrito esto como bien sabe todo el mundo.


Ha sido una entrada diferente. Lo perciben, lo reconozco. Pero la ocasión lo merece de alguna forma; el blog entra en stand by hasta nueva orden si es que la hubiese en el futuro. No la actividad de quien les escribe porque voy a seguir apareciendo por ahí en otros lugares más recónditos, pero en estos momentos prefiero dedicar mi tiempo a otras cosas que seguro que van a ir saliendo.
No es una despedida pero quería cerrar esta etapa haciendo algo que no había hecho antes como era dar carnaza para que me destripen por vendido pero la ocasión lo merecía. Y me importa más bien poco, m
enos que un concierto de Miguel Bosé a 80 pavos. Porque ustedes que han seguido este viaje saben que no es así.
Etapas que uno vive.

Sigan comiendo bocatas y sean felices. Dejad que los bagels se acerquen a mí.

26.8.15

tresmacarrons. Top rotundo y absoluto en El Maresme.

TRESMACARRONS, Avinguda del Maresme 21, El Masnou junto a la ínclita N-II.

 No se puede negar que nuestras visitas al Maresme estos últimos meses no hayan sido todas grandes éxitos. Nos dejamos guiar y nos llevan a locales de verdad donde disfrutar de grandes comidas, cenas y lo que surja. Esta vez la cosa fue una visita con clase que me dejó literalmente alucinado. Un viaje al Masnou como nunca había sido, a descubrir una cocina tradicional revisada con toques geniales que al grito de menú de mediodía a 24€ se convierte en un imprescindible y top 5 de menús a los que perseguir al centro de la Tierra directamente si hiciese falta.

Tresmacarrons es un clásico pero de los outsiders, de los locales francotiradores a distancia de la capital. De esos locales que de estar en Barcelona estarían de boca en boca de cualquier persona de buen gusto día sí y día también (y ojo, que ya lo está bastante). De esos locales humildes donde se trabaja mucho y nadie se da ningún aire. Familiar, agradable al máximo y te hacen sentir como en casa (sólo vale si ustedes están bien en casa, claro). Gente trabajadora, mucho, e incluso contra los elementos y cocina de nivel superior.


Y con esos detalles que me gustan. Una variedad de cervezas artesanas brutal, de nivel y con botellas raras incluso. Lástima que llegamos dos días antes de cerrar por vacaciones y estaban bajo mínimos en las neveras, pero acertamos con la elección, como pueden ver. Qué colores.
 Vayamos al menú que es lo que han venido a ver, complementado además con un canelón fuera del mismo que hizo saltar las alarmas del top canelonil que llevo hace años. Centrémonos.
Para empezar un ESPECTACULAR Huevo a la plancha con puré de patatas, tripa de bacalao y refrito de ajos. Uno de los platos del año para quien les escribe, sin exagerar. El huevo y la suavidad y cremosidad del puré, increíbles, pero la tripa de bacalao sublime, celestial, divina y más adjetivos ñoños que quieran. Muy serio esto. Una textura especial tal vez no apta para no iniciados, pero que deberían probar de todas todas.

 Quiero todos los días. Mucho.
 Tras el primero, llegaron los segundos, que también fueron cosas muy serias. Aquí probamos dos diferentes, por eso de compartir y probar.
Por un lado, el "Abanico" ibérico cocido a baja temperatura con patatas, butifarra y olivas negras. Muy tremendo, con una carne al punto de cocción que te hacía ver las estrellas abutifarradas. Qué bien pensado todo, oye. Esa especie de trinxat como base... Madre mía.

Para demostrar mi teoria de que todo absolutamente es bocadilleable, una prueba, in situ, en un local con clase (la que me falta, obviamente):
 El otro segundo, una maravilla simple y espectacular. Unos escamarlanets (me gusta más que cigalitas) con aceite de ajo y perejil que hacían amar el plato a cualquier alérgico al marisco o a lo que fuese, porque no se podía uno resistir. Qué calidad, qué buen hacer, qué sabor y qué maravilla de cassoleta. Jamás comí unos mejores y eso que de no comer ninguno en años he pasado a ser un amante de estos sabrosos bichos más feos que Aznar sin camiseta.
 Escamarlanets aniquilados para gozo y disfrute de quien les escribe (lo siento por ellos, la verdad, me sabe mal, pero ellos no).
 Antes del postre, el canelón en bechamel de ceps y con múrgulas (colmenillas) que nos ventilamos más contentos que Aznar viéndose a sí mismo sin camiseta. Maravillosa textura de la carne y una bechamel de nivel de las que invitan a mojar mucho pan en el plato. Ese caldo base sabroso en el plato... Qué canelón, qué recuerdo tan cremoso. No falló nada en la comida. Nada.
 Para los postres, el melocotón al vapor con caramelo y chantilly como dignísimo final. Suave, cremoso, suave, con clase como esos de la Jet que duermen de raso.
 Y el cheesecake de la casa, una revisión del clásico muy sui generis que bordan como todo lo que hacen. 
 Los postres, de nivel, pero los platos están en un nivel superior tipo estratosfera que sorprenden al desprevenido barcelonés que se las da de enterado. Además de platos dan sopas con onda a muchos de los estirados propietarios de locales bluff de la capital. Y no se quejan tanto de no salir en los medios, seguro.
Hagan caso y si no han tenido la suerte de ir, pasen y vean que esta gente trabaja bien de verdad, son encantadores y lo van a disfrutar. Ya les avisé.





7.8.15

GRASSHOPER. Insectos siguiendo el hype del ramen.

GRASSHOPER, Plaça de la Llana por debajo de Mercat de Santa Caterina en zona de Pretiola.
Vamos de novedades de las buenas. Este local acaba de abrir y tal vez pierda su virginidad virtual mediática ahora mismo. O no, pero paso de buscar en google si alguien se ha adelantado cuando lleva abierto un día. No puede ser, punto, me niego. Nunca se sabe pero tiene que ser primicia porque teníamos chivatazo, por favor! Así están las cosas, si te duermes no haces más que repetir posts que ya se han visto en otros sitios antes y eso jode porque aquí estamos para sorprender y ganar la fama, sudando si es menester, para que nuestro ego se hinche y la gente te reconozca por la calle después y quiera tener hijos contigo aunque sean adoptados.
Nos hemos desviado un poco. Grasshoper es el nuevo local de la familia MOSQUITO y RED ANT. Eso quiere decir cocina oriental medio fusionada y en este caso específica sobre el ramen y otros estilos de fideos junto a un par de platos sin ellos. Una cocina limitada por el tamaño del local y una barra desde la puerta hasta el fondo del mismo en el que acomodar a unas 15-20 personas como mucho a la vez. Claro que se pueden sentar ustedes encima de otras personas pero igual es un lío y tal. Pero oye igual crean tendencia y algunos fetichistas lo convierten en una nueva actividad sexual o algo. Nos hemos vuelto a desviar.
Aquí la carta que comentábamos:

 No hay nada más; el resto de la carta es una maravillosa elección de cervezas lámbicas y otras de diferentes estilos de la marca Beercat que parece ser el sponsor exclusivo del local (o socios o algo, seguro). Una apuesta arriesgada si no eres cervecero porque aunque hay vino y esas cosas raras e incluso refrescos orgánicos, veganos y tal, lo que predomina como ya marca el logo del local es la cerveza artesana. Lo sentimos por los talibanes de Estrella Damm y las cañas del Averno.
Abajo, una maravillosa cerveza artesana luciendo como en su puñetera vida podrá hacerlo una industrial. 

 Sobre la comida, garantía. Mosquito y Red Ant son dos clasicazos de la ciudad y nadie puede no haber probado sus especialidades. En local o en calle. Como muestra este local, la gente de Mosquito tiene un compromiso más que fuerte con el movimiento revolucionario cervecero y siempre están presentes en todas las ferias que se hacen con sus ya hiperconocidos Buns de panceta, pato o cuello de cerdo. Si no los has probado es que te gusta el vino biodinámico o vives en Galicia. Hasta la gente de Sant Pere de Ribes puede llegar a conocerlos, en serio.

Con esa garantía total, GRASSHOPER es una bomba. Un exitazo en potencia sin dudarlo un segundo. Una cena maravillosa a un precio más que competitivo y un local que entra en pugna con los grandes de la escena ramenera como son Ramen Ya Hiro o Koku Kitchen en la parte cuqui mainstream o Shimanto como sleeper robaescenas desde Les Corts. No sé si estamos en la ebullición ya del hype, diría que no, pero igual ahora que las cosas están más tranquilas e imagino que las colas en Hiro van de bajada, esta nueva opción viene a recordarnos que no de modas se alimenta el humano gorderas y que aunque ya no tal, el ramen no nos va a dejar tan fácilmente. En dos generaciones se convertirán en nuestros espaguetis con tomate Solís.
Empezamos con unas gyozas de cerdo maravillosas y que no fueron fotografiadas porque estaban demasiado buenas. Tres. Grandes, contundentes, sabrosas, pasadas por sartén y no hervidas al vapor que eso es de cobardes y un inicio prometedor esperando el ramaná. (Broma)

Y llega. Disculpando la calidad de las fotos porque en el local la luz es tenue o por debajo de tenue. Ideal meterse un palillo en el ojo pero como ahora es moda no ver un carajo o pensar que estás cenando en una sauna del Gayeixample (me cuentan) pues es lo que hay y te aguantas. Por suerte la música bien y al volumen que tocaba.

 El ramen de Miso, una bomba maravillosa de sabor descomunal con una carne de cerdo épica. El caldo es el secreto de todo y la potencia del mismo, poco usual de ver al estar equilibrado y no estar directamente salado como suele pasar en demasiados sitios donde confunden velocidad, tocino y bacon inglés. El fideo, en su justo punto de cocción, con cuerpo y sabor, y el huevo, qué decir del huevo... Maravilloso de igual manera y nada cocido para dejar que la yema melosa acabe de influir en ese caldo de los Dioses fideísticos. Una ración descomunal por 8€. Platazo de antología con disfrute y churrupadas varias. Bueno, lo que viene siendo lo normal en esos casos bajo esa premisa.
 Cocina minúscula, un cocinero, un par de camareros que atienden la barra (estos días para ponerlo todo en marcha el mismo propietario está poniendo en orden el local), una decoración minimalista escandinava lejos del rococó industrial de otros locales con una barra de madera y unas paredes blancas para un restaurante con muy buena pinta y que en invierno va a ser local de encuentro de frioleros en busca del caldo de la abuela japonesa.
Plano del local con porrón al frente. Díganme otro local que no sea el Celler Cal Marino donde beberse una lámbica así, como debe ser.
Va, mariden y vean, que estamos mu locos. 

20.7.15

MACONDO. No hay broma sobre García Márquez en el titular.

MACONDO, Còrsega con Muntaner, Barcelona.

 Tras meses pasando por la puerta literalmente viéndolo surgir de la nada (bueno, de varios locales fallidos como el último que era de jamones) por fin le pusimos cara a Macondo, un simpático, agradable y bien decorado restaurante colombiano de reciente apertura en la esquina de Còrsega con Muntaner en pleno Eixample. Siempre me había atraído lo desenfadado del local y el atractivo menú de cada día que ofrecen, pero hasta esta semana no había podido visitarlo. Y lo hice porque sabía que a uno de los mayores ceviche lovers de la ciudad que es mini Bagel, le iba a interesar el tema, como así sucedió. El chaval ha salido cítrico y corvinero, qué le vamos a hacer.
Muy amables en todo momento, muy atentos y aunque algo oscuro en el interior (fotos editadas), el local es bonito sin estridencia alguna. Vamos a ello.

Para empezar unos chips de yuca como cortesía, siempre estimables pero a los que no hacía falta una salsa de tomate algo floja.
 Como entrantes elegimos dos. Aquí, la brocheta de chorizo criollo argentino con pulpo. Muy interesante como pueden imaginar por razones obvias...
 Foto de la brocheta con niño cevichero al fondo.
Aquí plano aéreo de los dos entrantes. Las susodichas brochetas junto al compañero de fatigas. Chicharrones con plátano maduro. Algo escasos los chicharrones y tal vez demasiado correosos, pero más escasos aún los trozos de plátano. Lo que ven mayoritariamente es yuca.
 Como platos principales, ceviches. Muy diferentes a los acostumbrados en los restaurantes peruanos, faltos de ese salvaje sabor cítrico de la leche de Tigre, pero interesantes a su manera, mucho más suave e incluso dulce como en el caso de éste que ven aquí debajo.
Ceviche de salmón con papaya y leche de coco. Juraría que con algo de miel (en el marinado del salmón?) y mucha papaya, un ceviche para los que huyen del cítrico y la acidez peruana. El coco siempre le da un toque suave a todo y en este caso el ceviche me gustó mucho.
 El de mini B, ceviche de corvina con mango, aguacate y cítricos. Aunque anunciado los cítricos no son nada potentes y el sabor se asemeja más a una especie de marinado en naranja, cosa que no es mala per se. Simplemente no es un ceviche peruano, reitero mil veces para que luego no se quejen si van esperando eso mismo. Suave, toques de mango, mucho aguacate, cebolla y pimiento en un plato más que recomendable. Otro más.
 Foto de Instagram
 Esta es la historia de Macondo. Curiosa manera de reflejarla en un mantel. Bien.
En resumen, una comida que salió por menos de 20€ por cabeza (no fue el festival del año, también lo han visto y bebimos agua natural) y que nos dejó más que satisfechos. Opción simpática y a tener en cuenta para seguir probando otras cosas de la gastronomía colombiana, como la Cazuela cartagenera, la sobrebarriga con salsa criolla, el arroz sinuano o los patacones con carne desmechada que tenían una pinta como para morir. Maravillas para la próxima vez.

5.7.15

MELROSE AVE. El japonés nacido en una peli del Oeste.

MELROSE AVE. C/Calàbria entre Mallorca y Provença, Western Barcelona.
Muy difícil clasificar el local que hoy les traigo al blog. Muy complicado definir lo que es, lo que parece y lo que acaba siendo. Complejo pero pronto se darán cuenta de que tras él existe cierta garantía y un método. 
A primera vista es un desangelado local que se autodenomina "Dumpling House Autoservicio" y mirando fijamente de puertas hacia dentro uno no acaba de ver exactamente qué puede llegar a decir eso ya que sólo hay una barra de las de toda la vida de Bar Paco y muy pocas mesas. Así que uno tiene que entrar para descubrirlo.
Y uno entra ciertamente atraído por la figura que se esconde tras esa barra de bar de siempre. Un tipo con pinta de japonés desaliñado y algo misterioso se encarga de todo lo que sucede allí dentro, que a estas alturas sigue siendo un enigma. Para acabar de pintar el fresco surrealista, el señor encargado sirve vistiendo unas camperas que acompañan a unos pantalones cortos. Tal cual, al más puro estilo John Wayne en el oeste. Y claro, sorprende. Aunque el sombrero que llevaba puesto no te lo ibas a encontrar en Sin Perdón, también te lo digo.
Pero es que todo el local presenta una temática kitsch ligada a este gusto por el Oeste americano. Recuerden, el tipo es japonés y viste camperas y un sombrero. En un local del Eixample donde se hacen dumplings. Y parece un bar Paco. Todo muy felliniano. Así, el show debe empezar en algún momento, y allá vamos.

En principio es un autoservicio (también posibilidad take away), así que pides en la barra y él te lo deja allí para que lo recojas. Si no hay mucha gente (no parece, al menos por ahora) se acercará a tomar nota a la mesa, sin problema. Lleva 18 años en Barcelona pero su castellano (catalán ya ni pregunto...) no acaba de ser muy fluido. Eso por casarse con una japonesa y no con una catalana, palabras literales. Se hace entender, evidentemente, pero no es un jugador serbio de baloncesto.
Y nos explica su historia. Japonés, amante del Oeste americano y hermano del propietario del Yoi Yoi Gion de Diagonal/Pau Claris. Su hermano tiene un local carísimo en zona Comanche y él tiene un pequeño y humilde local en Eixample tocando hacia Sants, mucho más barato, humilde y de pocas pretensiones. Sobre todo porque sirve cuatro cosas literalmente. Algunos makis, algunas gyozas y un par de cosas más que no son ni una cosa ni otra y ya (queso en aceite con comino, por ejemplo). Está solo y según cuenta lo hace él todo. A mano. Artesanalmente. Pues bien. Y el local lleva abierto 3 meses solamente.

De primero unos makis (uramakis) de cerdo rebozado. La otra opción era surimi, y pasando un poco.
Bien, correctos, aunque algo secos. El detalle de la mostaza en lugar de wasabi es mortal. Hipsterismo revisionista puro que no sabes si es sacrilegio o genialidad. En cápsula de magdalena...


De segundo, gyozas. Quería probar algo diferente y elegimos de Nira. ¿Y qué es nira? Pues según la pizarra del local una especie de ajo japonés. Y recordaba el sabor, sí. Muy curioso, aunque tal vez demasiado vegetal para mi gusto. Si te comes las 6 acabas un poco harto del Nira a no ser que seas vegano anarquista o algo.
Bien pasadas por la sartén estaban. Crujientes de verdad. Había más opciones, entre ellas la de pulpo que queda como pendiente...
Para acabar, una rareza acorde con el local que visitamos hoy. Bikini de mochi con huevas de bacalao. Sí, culitorcidos están ahora como yo lo estuve entonces. No sabría definir este producto. De mochi al final tiene poco al estar pasado por aceite. Queda crujiente y la textura del mochi arrocero no se percibe por ningún sitio. El relleno es una especie de pasta blanca que imagino es el bacalao, pero procesado de alguna forma (esto también lo hace el señor del Saloon?). Y alrededor del relleno y bajo la pasta del mochi, logré intuir jamón y queso, pero no puedo asegurarlo del todo. Rarísimo. No estaba malo, ojo, pero muy raro. Y no era tampoco una exquisitez que vaya a gustar a todo el mundo, también lo aviso. Muy curioso, desde el concepto a la textura final.
Detalle del relleno con cerveza diabólica al fondo (tienen Gingerale!!). Todo en este local es raruno. Genialidad o tomadura de pelo.
En definitiva, un local recomendable si les va el kitsch y las gyozas. Precios no baratos justificados si todo el trabajo lo hace el señor de las camperas hermano de Yoi Yoi y porque el japonés es por definición no barato. En todo caso se le puede dar una oportunidad si les entra un antojo o son unos fetichistas de las camperas y el Oeste. Experiencia muy curiosa a unos 15€ por cabeza. (Y regalo de caramelitos tipo Pez al final con la cuenta)
Horario concentrado en un par de franjas, cerrando a las 10 por la noche (bien hecho).
Ustedes mismos, que luego saldrá en algún blog moderno y se pondrá de moda. Les dejo las genialidades finales decorativas del local, algo freak pero muy simpático sin duda.

GENIALIDAD.

22.6.15

IKIBANA BORN. Menos samba, menos trabajar y a comer bien.

IKIBANA BORN, Passeig Picasso 32, frente puerta lateral de Parc de la Ciutadella, Borncelona.

Típico restaurante pendiente desde los albores de la humanidad y el blog al que por fin hace unas semanas pude ponerle cara. Vaya por delante que cuando hablamos de fusiones siempre me viene a la cabeza Bola de Drac y soy bastante reticente (a los fallos en los intentos entre Trunks y Gotan me remito) y cuando algo se anuncia como fusión brasileño-japonesa un escalofrío recorre mi estómago. Si además el restaurante tiene pinta de local de copas con neones lilas y se llama "Lounge", saltan las alarmas... No es que tenga una posición contraria por defecto, es que los defectos muchas veces te hacen estar en contra. Y hay que ser prudentes. En el caso que nos ocupa diré que: a). No acabé de ver del todo la presencia brasileña en esos variados maki. b). La discoteca no lo fue tanto y aunque se agradecería bajar el volumen de la música, se nos escuchaba algo... y c). Me convenció la experiencia porque comí más que bien y a eso vamos. Además tienen una pantalla proyectada en una pared que retransmite en vivo (sí?) la acción de la cocina y es de lo más curioso.

La carta es larga como un paseo por el Amazonas y es complicado elegir entre toda la oferta. Así que fuimos a lo seguro: makis a toneladas y algún complemento que fue lo que resultó más flojo a posteriori (tempura de verduras). Ha pasado tanto tiempo que ya no recuerdo bien qué llevaban esos bocados celestiales, pero bueno, miran la foto, le echan unos 10-14€ por bandeja y deciden. Si evitan regar la cena con champagne del caro les aseguro que la cuenta no se va demasiado... Y habrán comido más que bien, pero bebido mucho peor, claro.

Aquí el festival de 5 ó 6 bandejas bien repletas. Tocamos a unas 10 piezas por cabeza que por el tamaño de las mismas fueron más que suficientes. No sobró nada, por supuesto. Ni nos quedamos cortos, que es el miedo de cualquier zampabollos profesional. Ternera Picanha, Magret de Pato y otras delicias del montón.
Plano general del festín...
Los de pato, maravillosos sin duda. Bocados con todo lo que hay que tener.
Esta bandeja era maki en tempura con atún y aunque a priori parecía iba a ser lo mejor al final quedó un poco por debajo de la expectativa por falta de potencia en el sabor.
De postre una versión tiramisusera más que aceptable e incluso buenísima. Lo de detrás era un algo con algo que no recuerdo,
En resumidas cuentas, una cena más que recomendable tras alejar los prejuicios del lounge, la gente guapa en la terraza (envidia pura) y la sala a oscuras con pinta de pub musical. Sí, lo sé, no les gusta eso. Pues pidan los makis en la terraza y aunque sean algo más feos coman y disfruten de esa picanha o ese pato... Les saldrá con moderación por 25-30€, y eso una vez al semestre se puede permitir.
O al año.

14.6.15

LA MARINETA. Descubriendo el Maresme más allá de Espinaler.

LA MARINETA, Mataró del Maresme, C/Cuba 76 y no es complicado llegar.

Mucho tiempo ha pasado desde la última actualización y la verdad es que no les voy a contar demasiado al respecto del porqué del tema. Uno pretende ser el Salinger de los blogs por alguna cosa y aunque hay blogueros mucho más indies que yo, había que hacerse el interesante de alguna forma sin caer en la trampa del olvido, que ya empezaba a estar cercana... Olvido por su parte de mí y mío de recordar cómo carajos se llena una página diciendo tonterías sin tener ni idea de nada y que te sigan leyendo o al menos visitando la página. En todo caso, ecce vuelta.

Y para la vuelta una sorpresa. Un local alejado del mundanal ruido, focos y demás tonterías, pero que no es ninguna exclusiva ya que el admirado señor Regol lo tiene en su blog hace unos meses. No se puede innovar ni yendo a un rincón perdido del Maresme. Yo antes molaba. Creo.
Mataró, La Marineta y un local pequeño pero encantador. Pueden ver el interiorismo y el toldo de Estrella en el mencionado post regoliano, así como leer la historia del chef tras este proyecto de éxito.

Con buenas referencias y bastante hambre nos presentamos una tarde-noche en tan acogedor y algo estrecho local a ver qué resultaba del chivatazo. Por suerte nos sentaron en la pequeña barra que tiene el encanto de estar cara a la cocina y alejada de las estrecheces de las mesas que se llenan siempre, tanto al menú de mediodía como por la noche. No vayan sin reservar, avisados.

Elegimos un montón de platos y tuvieron a bien convencernos que eliminásemos uno del total porque ya era bastante y la verdad es que estos detalles siempre se agradecen para que no sobre comida ni se hinche la cuenta innecesariamente. Honradez aunque chuleamos con aquello de "somos de buen comer...".
El inicio, Cracker "Boquerón de Santoña" por un lado y anchoa del Cantábrico por otro. Poco se puede decir ante semejante producto. Se disfruta el bocado y se echa un falta un pan algo más sabroso que este tipo sardo, que personalmente me deja más frío que la última peli de Woody Allen. Buen tomate, buena combinación y abriendo compuertas.




Tras el aperitivo llegaron los platos "PALABRAS MAYORES". Muy brutal esto que tienen aquí abajo. Calamarcets d'Arenys amb butifarra negra d'Argentona. ¿Cómo se os queda el cuerpo? Pues deberíais porque esto es muy grande. Un plato total al que sólo falta ir en bocadillo. Lo siento, he vuelto al tic bocatil de cada post pero es que ya me conocen. Uno de los platos del trimestre, el mar i muntanya versionado para mejorarlo. Espectacular combinación y ese allioli de tinta por encima... Muy bestia y necesario. Hitazo y tiro seguro al que sólo le recomendaría restar dulzor en la base porque sencillamente no le hace falta al plato. No quiero decir lo empeore, pero mejoraría sin él en mi humilde opinión de ignorante. Crujientes de remolacha para dar el toque vistoso.
Maravilloso trio negro sobre blanco sobre negro.
Ración contundente. (14'90€)
Para no decaer, unos huevos estrellados con jamón Pura Raza. Otro espectáculo con patatas de verdad al que hubiese añadido otro huevo más para hacer de él un plato leyenda. Maravilloso, no se puede negar y es que unos huevos con patata JAMÁS fallan. Eso es así.


Como penúltimo plato, Ramen (a la mataronina) que son con cansalada y vegetales. Pensé por el color del caldo que no iban a ser muy potentes pero la verdad es que me sorprendieron por sabrosos. Bonito detalle del caldo para servir a parte en el bol preparado con la mezcla de los ingredientes. Bueno, bonito pero menos barato de lo que nos gustaría (12'90€). Acompañan el ramen además con unos dumplings muy gustosos (ahora que lo pienso, estaba allí la cansalada o en el plato?)
Acción de ramenar, detalle. Era algo escéptico ante lo que podía salir de este plato pero me convencieron totalmente.
Por último y en exclusiva para mí, uno de esos platos feos del carajo que pocas veces salen bien en foto: Callos como enseñaron al chef a hacerlos en Madrid (sic, trabajó con Freixa allí). Una pasada de callos con sus garbanzos y una salsa para remojar un kilo de pan de Triticum (que sirven aquí). Muy potentes y ración generosa también (8'9€). 
Para el final y por cuestión de tiempo erramos el tiro en el postre pero no por la calidad. Vasos de Hofmann a 5'50x2 salen 11€ de postre. Demasiado y contra mi religión, pero los pedimos sin mirar el precio y en plan "sí, eso mismo" y fallamos. Pero eso sí, el de merengue, chocolate blanco y no recuerdo qué más en el fondo estaba muy bueno. No podía fallar. El de Yuzu algo más discutible pero sin ser un error, faltaría más.
 Aquí la carta completa con precios y títulos cachondos.

Una excursión completa, un triunfo sin paliativos y una cena que sin los postres hubiese salido por unos 30€ por persona. No es barato, pero es que esto no es un local cualquiera como el prejuicio nos puede llevar a pensar por estar donde está. Es un diamante escondido en el corazón del Maresme que habla de igual a igual a cualquier buen restaurante de la capital. Bien por ellos y su buen hacer. Éxitos.