19.1.11

165. Cine oriental, próximo y lejano.

  • Gegen die Wand, de Fatih Akin.
Me encanta el cine de este alemán oriental. Oriental por lo de turco, por supuesto. Bendito mestizaje en la postmodernidad europea. Esa mirada a la tradición vista desde los ojos de un alemán que ama Turquía pero que la critica como merece. Tradiciones, costumbres ancestrales y familias intolerantes que no se adaptan al cambio de los tiempos. 
Una chica joven que quiere huir y vivir libre, como otra alemana más, sin la tutela hiperprotectora y castradora de una familia que no la entiende ni entiende del todo la sociedad en la que vive. Una sociedad turco-alemana que vive en la doble moral absoluta, que no duda en ir de putas pero a la que no se le puede preguntar el por qué los hombres no follan con sus mujeres. Honor. Maldito honor que mata a chicas en la vida real.
La historia de amor enloquecido entre esa joven y un loco maduro, viudo y alcohólico con sentimientos nihilistas que no puede acabar bien nunca. ¿O sí? Huída a Turquía, vuelta a casa. ¿O Estambul ya no es la tierra prometida, el hogar? Una Estambul que te atrapa con sus sonidos y sus gentes. Pero con un lado oscuro. Como todos nosotros. Como los protagonistas de la película.

  • Slumdog millionaire, de Danny Boyle.
Vaya peliculón brutal que se marca el amigo Boyle. Obligatoria enseñarla a los jóvenes de este país para que vean cómo vive un porcentaje demasiado alto de niños y jóvenes en este mundo que demasiadas veces no se parece en nada a lo que creemos que es. Tremendo drama bajo una especie de película simpática o blanca...Una realidad que golpea. Como ver esas letrinas comunitarias que hacen en algún caso de piscina, o esos barrios chabolistas atravesados por trenes que no se paran nunca...Orfanatos ilegales que se utilizan para provecho de unos muchos desalmados. Tristeza de infancias que no existen y de adolescencias delincuentes. De niñas que acaban prostituyéndose y de niños que quieren ser pistoleros. Pero siempre hay esperanza, ¿no? Destino, recompensa para el bueno. Cuesta, pero llega. Jamal, Salim y Latika. Drama, felicidad, muerte, vida y mucho Bombay. Sobredosis.
Y todo alrededor de aquello que llamábamos 50x15, como guión que dirige la película. Freaks. (La última pregunta, para ganarlo todo, es de risa...)
Ah, Freida Pinto es LA mujer. Ya lo dije una vez y lo repito.

16.1.11

164. El atrevimiento del ignorante. (Te odio Haruki, con cariño)

Todo me duele. Dolor físico. Correr 21'097 kms debe ser eso.

Tras una semana y media con dudas sobre mi posible participación en la media maratón de Terrassa, finalmente llegó el día y corrí. Mucho. No soy Forrest ni Heile, pero corro lo que puedo e intento dar la talla siempre. La cabezonería extremeña es así. Y mentalmente estaba preparado, mucho. Ésta era mi primera media. Seguramente no la última.
Les explico ahora mis sensaciones vitales en el trayecto infernal matutino-dominguero.

Dudas sobre mi gemelo que pronto quedaron disipadas. Inicio muy lento, poco a poco, sin forzar para ir midiendo la resistencia del mismo. Y aguantando. Tras 3-4 kms ya no pensaba en él. Iba a ser la menos importante de mis preocupaciones.
El circuito fue proyectado por un malnacido, directamente. Pero hablaré de eso luego. Al principio, lo más remarcable fue el ritmo lento y la subida de la Avenida del Vallés, más sencilla de lo previsto gracias al ritmo y porque fue al principio. Conservador.
Los primeros 10kms han sido "fáciles". Me veía a mi mismo como el Bruce Willis del Protegido, pensando si no tendría un don natural gumpaniano para esto de correr. Poderoso y optimista. Que vengan los siguientes 10, pensaba. Puedo con todo.

12kms: 1h10' cuando le pregunto a un poli y me hace casi parar para escuchar sus noticias. Al momento, un espontáneo corre a mi lado en la acera para hacerme una foto. Me doy cuenta de que es mi padre. Estamos al lado del campo Olímpico, en la Abat Marcet. Toca bajada.

Km 15 más menos. Llegan los momentos críticos. La bajada de la 22 de Julio a la Àngel Sallent, corta, es un suplicio. Sientes que te desmontas intentando frenar tu carrera porque no puedes más y el dolor ya hizo acto de presencia hace rato. Y se baja la avenida. Tras un rato, llegas a la Rambla. A subir. Aquí te acuerdas del responsable del recorrido, bajar un rato para subir un ratazo. Pero eso no es lo peor. Tras subir la Rambla esquivando miradas de conocidos que no quieres que te vean sufrir de la manera que sufres, se entra en la parte final, la 22 de Julio de vuelta en dirección a Dona Treballadora. Ya me he olvidado de Bruce, lo maldigo y sólo quiero acabar. Sufro mucho, me duele todo y se hace largo, muy largo. Y aún marca 18kms.

Tramo final. El suplicio. Veo que me voy hundiendo poco a poco y que much@s corredor@s a los que había adelantado hacía rato, me vuelven a superar. Noto que si falta mucho más llego el último...
El amigo Roger me anima en el último kilómetro, al igual que Mayka, en un lugar privilegiado para notar el sufrimiento del corredor. Y ese sufrimiento está por pasar una última prueba...pasar por debajo de la vía y volver a subir una cuesta cuando quedan 500 metros matan a más de uno. El ansia por terminar y el dolor de piernas causan estragos. Quedan metros, pero no acaba...Hasta que se termina.
1h49' cuando paso el arco del final.

Coca-cola, butifarra y para casa que hace frío. La soledad del corredor de fondo. El dolor del atrevimiento. El optimismo convertido en necesidad de que todo termine. Cómo me acuerdo de Haruki.
Que venga la próxima.