CAL MARIUS, Mallorca 449, en la gran manzana del pastrami y la Sagrada y jodida Familia.
De pastrami y bagels hemos hablado largo, tendido y mucho en este blog. Y volvemos, porque el blog es mío y aquí se habla de lo que yo quiera. Y hablando de cosas que nos gustan pues no les podemos engañar: Bagels, de Be my Bagel y pastrami de Paprika Gourmet son Top of the Tops. Una selección All Star de productos favoritos del blog.
De Cal Marius les hablé en un álbum de Facebook cuando nos presentaron sus creaciones hace unos meses y ahora, justo cuando están en fase de traslado a un local enfrente del actual, volvimos a pasarnos a recordar lo espectacularmente grande que era todo. Aún perdonando esa U intrusa, pueden ver que no les engaño. Las creaciones de Marius son espectaculares más allá de Orion y parte del extranjero. Luego lo verán con sus ojos fuera de las órbitas.
El día de la visita me busqué a un guilty partner de buen gusto y ya versado en las maravillas mariusianas para que me acompañara en el magnífico ágape y me pudiera orientar sabiamente en qué escoger. No es que cuando te encuentras un bagel con pastrami sea difícil entender que va a estar bien sí o sí, pero la lista era larga y se necesita asesoramiento. El compañero eligió un Hortelano por aquello de comer algo de verdura en semejante mastodonte, seguramente con la intención de hacer pasar el bocata como ensalada en su consciencia. No creo que le sirviera. El medio kilo de culpabilidad ahí está.
Ya puede llevar pimientos, alcahofas o berenjenas, que de pastrami hay en cantidades ingentes como pueden comprobar. Maravilloso, tremendo, apocalíptico.
Como es de suponer yo no iba a hacer prisioneros. A por todas, a por lo más espectacular, a por lo más grande, a por el summum de summum, a por el bocata entre bocatas. El clásico bocadillo que chorrea, que te mancha, que te regalima (guiño) por las manos, los brazos y el alma. Se convierte en la ancestral lucha entre el hombre y el bocata que se desmonta. Pero ganas porque sabes de qué va esto y no vas a permitir, jamás, acabar de comerte un bocadillo con cubiertos. Antes la muerte.
El American sensation es muy bestia. Mostaza, queso, cebolla, patatas fritas dentro del bocadillo y toneladas de pastrami. Incluso un intruso verde al que poder obviar. Pero la corona, el huevo frito con su yema líquida que reta tu dignidad. Vaciar por los lados y acometer el centro. Estrategias inspiradas en las falanges macedonias de Alejandro. A por todas, que en este caso es mucho, muchísimo.
Todo al precio de una buena hamburguesa. Morir era esto.
Todo al precio de una buena hamburguesa. Morir era esto.
Cal Marius se traslada estos días por culpa de propietarios sin escrúpulos. Ya les he puesto su nueva dirección en el 449 para que no se confundan de esquina con el actual emplazamiento.
Son gente humilde y es un local humilde pero ellos trabajan con pasión, de forma incansable. Lejos de moderneces impostadas y fachada pretenciosa. No es el local donde te cobran 11€ por dos rodajas de pastrami. No, aquí pagas lo que comes y no lo que se supone. Y cómo se come amigos. Variedad para encontrar su bagel tienen. No fallen. 10€ por persona y no hace falta que cenen prácticamente.
Por la familia Marius y los proyectos honestos.
PS: Preferiría poder escoger la variedad de bagel que me voy a tomar y si hubiese cervezas artesanas ya sería el acabose.