26.6.13

The Little Barcelona. La Barceloneta de toda la vida.

La entrada de hoy es diferente. Es un homenaje a un pequeño barrio de pescadores en el que cada vez pescan menos y cada vez tienen más problemas para poder sobrevivir como quieren. Vaya, que el Ajuntament se lo quiere cargar, como suele pasar en estos tiempos ultraliberales, para poder especular tirando abajo lo viejuno para traernos el glamourt de los yates de ricos corruptos con promesas de salvapatrias con su oscuro dinero. No es intención de este blog hacer una clase de Sociales sobre el cómo y el por qué los gobiernos locales venden sus ciudades y su patrimonio histórico a cambio de cuatro duros y una destrucción irreversible. 
Mientras eso no pase, y esperemos que no pase, podemos disfrutar aún del encanto especial de un barrio especial. No hay parangón en la ciudad y hay que disfrutarlo. Sí o sí. Lo que ven aquí es un recorrido de un par de visitas, porque ni yo soy capaz de comerme todo esto el mismo día así como de aperitivo...Bueno, o igual sí, dejémoslo en la duda. En todo caso, recorremos JAICA, LA COVA FUMADA y CAL PAPI, clásicos del barrio y de sus vidas.

- EL VASO DE ORO, (Balboa 6)

Llamarle clasicazo es quedarse corto, y no hace falta que nos extendamos mucho más con la presentación de un local de fama internacional. No se pierdan su cerveza propia y unas tapas de impresión, como la ensaladilla o los boquerones...Un espectáculo en sí, con esa barra hiperlarga y unos camareros de los de toda la vida. Controlando el barrio.




- JAICA. (Ginebra 13)

Local canalla (siempre he odiado este calificativo pero lo pongo porque quiero) en el que hay mucho rock & roll y algún camarero algo despistado pero en el que se come de lujo oriental. Seguro que antes mejor, como siempre, pero yo disfruté bastante.

Unos Tigre de escándalo, porque soy muy fan de esos rellenos salseros medio bechameleros que quitan el sentido. Detrás unos buñuelos de bacalao algo mejorables que no quedaron para el recuerdo.
 Aquí, unos chipirones. Saluden.
Y unas navajas más que sabrosas...buenas es poco. Hay que darles chance. (No son mejores que las de O'Retorno o Ca la Nuri, quede dicho)

- LA COVA FUMADA. (Baluard 56)

Se comenta en Twitter que a Philippe Regol le han dado el Premio Nacional de Gastronomía por haber ido a La Cova y dejar por fin los menús degustación de lado. Bueno, lo he comentado yo sólo, no les voy a engañar, pero al recordar su post me he pasado hoy a modo de homenaje. A brindar por la Cova y sus barceloneta bombs, parafreasando a los Clash.
Lo diré claramente: a la Cova Fumada hay que ir sí o sí. Por dos razones que les doy ahora mismo. Bien, serán tres. La primera, porque es un local de toda la vida en el que se percibe la historia y el patrimonio gastronómico. Así de simple. La familia es la familia y hay que defender estos locales y alejarnos de franquicias que imitan lo auténtico. Esto lo es y se nota nada más pasar la puerta de madera. El bullicio es total y el encanto mayor aún. Miren la cocina simplemente y lo verán.
La segunda y tercera razón las tienen aquí. La bomba. Increíble pero no digo más porque ya lo saben.
 Y el mejor cap i pota que yo haya comido en la ciudad. La melosidad hecha plato. Me hubiese hecho un bocadillo. Ha sido una experiencia increible, orgásmica, placentera y repetible en 3, 2, 1...No se lo pierdan si son fans de este plato.

- CAL PAPI. (Atlàntida 65)

Por último, Cal Papi, un local donde se pueden encontrar los famosos buñuelos de la Carmen. La Carmen es una señora amabilísima que una vez te los hace al momento y te avisa de que no te quemes, se sienta al fresco en una silla a hablar con la gente que pasa por la calle. The Barceloneta way of life, bitches. Muy fan. Iba a comer los buñuelos y eso he hecho. He entrado, los he pedido, los he disfrutado y me he ido tras un curso de lo que es la Barceloneta. Y los buñuelos...son puro bacalao. Ni más ni menos. Unos trozos de bacalao bien fritos en un rebozado de los que me gustan, nada pesado. Unos buñuelazos, qué demonios. Ración a 9€ más o menos. Y encantado porque podrían comer 3 personas.

Para cerrar el post, que la Barceloneta es necesaria y no puede morir. Hay que ir, apoyar lo que podamos y difrutar. Disfrutar mucho, que va a ser fácil. Pero no dejemos que nos la quiten. Algunos que hemos venido a parar a esta ciudad de rebote y no hemos conocido la realidad de hace 20 años, queremos poder disfrutar todavía de lo que queda. Que no es poco.

19.6.13

TOC AL MAR. Superchiringuito en Aiguablava. Bañadores y arroz.

TOC AL MAR, Platja d'Aiguablava, Begur, Costa Brava, Baix Empordà, Girona, Catalunya.

Típico post de bienvenida del verano desde una bonita playa mientras te tomas una gran paella con la familia. 

La playa de Aiguablava es una de esas playas con caché en la Costa Brava. No sé si mejor, más bonita o simplemente más famosa, pero es una playa que se tiene que visitar sí o sí si son fans de la arena caliente y las aglomeraciones. Vayan pronto por la mañana si no quieren poner la toalla en el cemento, ya les avisamos.
El año pasado ya nos dejamos caer y como resultado dejamos este bonito post sobre el Restaurant Garreta en el que disfrutamos de un buen arroz con bogavante a un precio contenido para lo que suelen ser los mismos...Este año veníamos con la idea fija de visitar el superchiringuito, como lo denomina Pau Arenós, y probar alguno de sus arroces. A tal efecto, nada más llegar a la playa a las 10'30h, pasamos por el local a reservar una mesa a una hora prudencial. Y lo conseguimos. Decir que estamos en junio pero el local se llenó sin discusión y las reservas eran ingentes a esa temprana hora ya.

Toc al mar nos gustó muchísimo. De aquellos locales en el que hay mucho personal trabajando, profesional, buena atención, atentos con los niños, rápidos y eficientes. Ideal. Una carta no muy extensa pero con lo básico, y con sugerencias fuera de carta que pueden encontrar hasta en las puertas. Dice el maestro Arenós que la paella cuadrada es digna de ser pedida y engullida con gusto. La próxima vez, cuando ahorremos algo más.
Como lugar marinero que es, no podía faltar la ración marisquera y el arroz de lo mismo. Se les habían acabado las gambas de Palamós (igual fue nuestra culpa el día de antes en otro chiringuito) y optamos por una espectacular ración de Navajas a la brasa. Sí, a la brasa, y sí, tremendas. Un sabor muy especial y el hecho de que las conchas casi se desintegraran al tocarlas las hicieron muy diferentes a las degustadas en otros sitios con anterioridad. Un espectáculo. No van a poder apreciar el producto en su esplendor porque el chiringuito tiene un techo amarillo que filtra la luz y hace que los colores queden distorsionados, pero se harán a la idea.
Tras esta espectacular degustación brasera, la Paella Toc al Mar. Ofrecen además de la paella cuadrada un arroz negro y el caldoso de bogavante, pero ya digo que no habíamos ahorrado suficiente para este ágape. Así, la Paella era una generosísima ración para dos a 17€ por cabeza, que nos dejó más que satisfechos. Un arroz de los que no se olvidan. Calidad y cantidad. Un gozo, un disfrute, un placer y ganas de volver.
Un sofrito ideal, un sabor potente, un arroz en su punto. Una experiencia paellera digna de ser recordada, aún le duela a alguien el uso del término "paella". Ya saben de la existencia talibanera en todos los campos, y la paella no escapa a ello. Mi madre le llamaba paella a todo arroz que hacía y no se lo voy a echar en cara ahora. Paella es paella. Y tu paella está donde está tu casa.
Siento el color de las fotos, ya digo, pero no puedo no ponerles éstas para que vean el esplendor arrocil. Comiendo en la misma paella incluso, abalanzándose sobre ella con ardor y pasión.
Una experiencia chiringuitera playera que nos salió a unos 25€ por cabeza con el superentrante, la superpaella de la casa, el plato de butifarra del niño (en el que podía haber habido alguna patata al caliu más) y las bebidas correspondientes a un día de semiverano.
De esas visitas que valen la pena, yendo con moderación y vigilando para que no suba demasiado la cuenta. Pero con la tranquilidad de que si lo hacemos vamos a disfrutar de verdad. Porque no lo nieguen, más de una y más de dos veces e incluso de bien jóvenes nos hemos visto en locales de fritanga celebrando reuniones de grupo que nos han salido a más de 20€ por cabeza para comer nada y beber garrafón.
¿Y se van a poner tiquismiquis ante este arroz a pie de playa? Venga ya...

11.6.13

IGUELDO. Lección de clase desde San Sebastián en pleno Eixample.

IGUELDO, C/Rosselló con Enric Granados, Barcelona.

Mucho tiempo ha pasado desde la última actualización carnívora a la caza de la hamburguesa divina. Demasiado tiempo sin escribir de forma seria, sosegada y sin fundamento. Pero venimos a ponerle remedio porque se lo debemos y el debate empezaba a estar en la calle. De hecho, casi hacemos una rueda de prensa para explicarnos y anunciar que nuestro gran mérito había sido acabar con la hegemonía de Philippe Regol. Aunque fuese mentira, claro, pero es lo de menos. En todo caso, aquí estamos porque hemos venido.

Hoy nos vamos a un restaurante que va a inaugurar otra etiqueta en el blog. La inaugura pero no es el primer restaurante que la merece. La etiqueta va a ser #paraquetelleveninvitado. Creo que queda claro. Saben que somos un blog humilde en el que dificilmente encuentran locales que se salgan de un presupuesto de 20€ más o menos, pero si algún familiar o análogo te quiere invitar a un sitio más caro, pues vamos. Y aprovechas para hacer una entrada algo diferente a las que acostumbramos en los últimos tiempos.

La aventura de hoy nos lleva al Igueldo, en pleno Eixample y no en San Sebastián. (Aunque nos gustaría y tenemos una excursión programada de aquí a unos meses)
Igueldo es un restaurante serio, sin aspavientos ni efectismos, con clase, totalmente renovado, con aires de cierto abolengo y realmente tranquilo, en el que se puede disfrutar de una grata experiencia para la que vas a tener que guardar alrededor de 25-30€ por comensal siempre revisables dependiendo de tu amor al vino o al dulce postrense.


Llama la atención al llegar al local la semiterraza interior/exterior al estilo Café Emma que por lo que se ve va causando furor por la ciudad y va siendo homenajeada de forma compulsiva. Lo siguiente es ver que Igueldo es un local amplio y reformado recientemente, habiendo quedado un espacio más que agradable, sin barroquismos innecesarios ni hierros forjados en los altos hornos de Rivendel.



Pero vayamos a la comida, que no hemos venido a criticar los interiorismos, por muy en boga que estén hoy día. Igueldo ofrece una gran variedad de entrantes y platos, como ven en su carta, destacando en ella la posibilidad de pedir medias raciones, que en algún caso son mucho más que suficientes, como verán luego. Destacamos que obsequian con unas txistorritas deliciosas antes de empezar a cenar...Ideal.

Como entrantes, pedimos diversas medias raciones, como fueron la sardina ahumada, las morcillas o la Vieira con salmorejo y trufa. Buena materia prima, calidad y buena factura en el plato. Gustó a todos.




Con los segundos, la cosa fue más contundente, o no...Personalmente muero ante un buen plato de callos, y al verlos en la carta me lancé a por ellos. Bueno, también es verdad que casi muero al ver que costaban 13€, pero un día es un día y ya saben las condiciones de la visita...En fin, un plato que casi nunca falla y aquí lo disfruté como siempre. Mejor con más callos y menos garbanzos, pero exquisitos igualmente.

 Aquí, unas verduras con huevo y jamón, que me cuentan que estaba para morirse y resucitar con más ganas aún.
 El revuelto de setas de temporada, plato ideal para veganos de pro y para amantes de la micologia o simplemente el buen gusto.
 Y como plato estrella y que en una próxima visita gorrona voy a pedir, las Colmenillas a la crema con huevo frito. Más setas, curiosas por su forma y seguro que por su tacto pero un plato que entra por los ojos (si aquí no les pasa es porque la foto es mala, punto). Prometo volver a por las colmenillas. Delicias gourmet, como dice la wikipedia y corroboró la afortunada comensal.
Tras el entrante y el postre, compartí un postre delicioso consistente en un Soufflé líquido de queso fresco y sorbete de fresa. Sorprendentemente bueno aunque suene extraño.
En definitiva, una opción con clase para ocasiones especiales o para cuando consigan que alguien les invite sin que tengan que hipotecar la casa o empeñar el reloj del abuelo. 25€ porque una noche es una noche y lo que pasa en Igueldo se queda en Igueldo.

Con buen gusto a la revolución.