25.6.14

CELLER CASA MARIOL. Bodegas de calidad a granel.

CELLER MARIOL, C/Còrsega con Padilla el comunero protagonista del último levantamiento anticentralista castellano contra la monarquía Austria en el S.XVI, zona Sagrada Familia, Barcelona.
No les voy a descubrir ahora el fenómeno bodeguero en Barcelona. El amigo Alberto ya les tiene al día y conoce todos los rincones de la ciudad, con lo que no hace falta ahondar más en que esto ya no es una moda sino una realidad palpable de que el vermut a granel volvió a resurgir para quedarse. 
Bodegas hay muchas y todas tienen su idiosincrasia propia con lo que hay que saber buscar para saber qué ofrecen y qué te interesa en cada momento. De Casa Mariol se pueden decir muchas cosas, pero sobre todo se puede convenir que es una de las bodegas de moda en la city. Totalmente. En ella nos podríamos encontrar incluso a Bibiana tomando el vermut junto a algunos modernos muy modernos de la city, con lo que nos da la medida del fenómeno. Las bodegas son para todos pero los modernos se han intentado apropiar del movimiento. Cosa que no conseguirán jamás porque antes de hacerlo ya se habrán olvidado de ellas y se habrán ido a jugar a la petanca que es lo puto más.

En todo caso Casa Mariol no tiene la culpa de que la plaga modernilla se la haya apropiado. Además, igual ustedes son de esos modernillos y les gusta el rollo, vayan ustedes a saber...A mi, que me pongo camisetas de videojuegos para ir a trabajar me gustó y volveré cuantas veces haga falta por dos motivos: me encanta su vermut y me encanta que versionen la clotxa de la High Land catalana. Luego lo vemos.

Para empezar a hacer boca iniciamos nuestra visita con un surtido de olivas que eran un primor (palabro). Surtido variado y ciertamente espectacular del que dimos buena cuenta junto a una bolsa de patatas Bonilla que complementan com cal la situación.
El vermut de Casa Mariol me entusiasma. No soy un entendido y por tanto no puedo valorar negativamente el elemento por su naturaleza mainstream como muchos otros harían. Me gusta y lo digo, joder. Y lo repito. Me gusta el vermut de Casa Mariol y me encanta tener una botella siempre en casa. "Es que el de Riudellots del Carallu es mejor". Al cuerno. Me gusta y me lo bebo todo.
Aquí el bodegón vermutaire brunchiano català como tiene que ser.
Pero para hacer boca unas olivas no son suficientes, a ver si nos van a tomar realmente por BB y sus colegas. Íbamos de paso hacia uno de nuestros peruanos de cabecera pero no podíamos parar en Mariol sin probar la clotxa. ¿Qué es una clotxa? What is the Matrix (and the clotxa)? Pues un pan redondo relleno con arengada. Manjarazo de campo, desde los orígenes a Sagrada Familia para ustedes. Somos unos fanegas y nos encanta. Que nos hagan bocata con lo que sea porque nos lo vamos a comer. Y con un vermut, qué escándalo.
Aquí lo tienen. No es excesivamente grande pero tampoco es excesivamente caro. Sobre unos 4'5€ y te traen la Terra Alta a la mesa. 
Dentro, el relleno del arenque y tomate que es el clásico. Tienen otras 11 combinaciones, pero somos unos románticos y es que hay pocas cosas mejores que un arenque. Que le pregunten al protagonista de Kafka en la orilla.

Vivimos la época del Renacimiento bodeguil y hay que aprovechar el momento. Jamás se fueron, siempre estuvieron ahí pero el snobismo vanguardista nos hizo renegar de ellas. Lo viejuno ha vuelto, para bien.
Larga, larguísima vida al vermut y en este caso a Casa Mariol, que tengo que volver a por un par de botellas bien pronto.



PS: En serio no se pierdan su página web. Es la puta psicodelia setentera traspasada al 2014. Muy loca.

8.6.14

KOKU KITCHEN. Kalidad del Ramen a la irlandesa.

KOKU KITCHEN, C/Carabassa con Ample, junto a Basílica de la Mercè, Gòtic.
 Tras este neón retro, vintage y postmoderno se encuentra uno de los locales nacidos para ser una de las sorpresas de la temporada en Barcelona. En realidad cuenta con todos los ingredientes necesarios para ello y sólo va a depender de su buen hacer y de la suerte necesaria para convertirse en una realidad. Para empezar el local es acogedor, con gran presencia de la madera como material de moda en las mesas comunitarias básicas en cualquier local modernil; buena música sonando en el ambiente y un halo de modernidad hipsteriana que se plasma en el leit motiv del local: el ramen. Que el ramen era un producto de moda hace meses lo vimos gracias a Hiro (el hype) y a Shimanto (la realidad) y aquí volvemos a encontrarnos con un público barbudo ávido de fideos y caldo de miso. Y guiris, que la zona da para ello y no todos tienen el mal gusto de irse a comer a la Rambla.
 Pero seguramente el secreto de su posible éxito sea la sensación de buen trato del personal. Unos propietarios irlandeses (si quieren conocer la historia visiten el link del final del post) que acaban abriendo un local moderno de ramen en pleno gótico de Barcelona. Amabilidad, atención y algo que me pareció inaúdito: honestidad al cubo. No sé cómo explicar la sensación. Entrar, entablar conversación con el responsable y ver claramente que eran gente honesta. Tal vez incluso demasiado buena gente. No sé, una sensación extraña seguramente fruto de tratar con irlandeses y en inglés. Salí encantado y se nota.
Pero hablemos de lo que interesa. En Koku hay ramen a montones y variado. Aquí tienen la carta que irá creciendo próximamente por lo que me comentaron, e incluso también en lo que a la oferta del menú se refiere. Habrá que volver algún día. Y es que hace un par de semanas que están abiertos y todo está en rodaje y por acabar de pulir. Como ejemplo, el día de autos estaban instalando el TPV para poder cobrar con tarjetas de crédito. Aún así, percibí que al menos 3 de las mesas presentes en el local eran de clientes de la zona, asiduos ya al local post nasciturus. Buena señal.
En Koku todo es artesano y hecho allí mismo. Pregunté por el ramen y por el postre. Y sí. Incluso tienen cerveza artesana, Espiga, pero no entra en el menú porque es demasiado buena y al parecer tienen que poner birra mediocre para que salgan los números.
Los fideos son hechos a mano y el cerdo de este espectacular ramen es marinado por ellos un montón de horas. Todo in situ, con cariño, paciencia y amor a la hipsteriana. Y les aseguro que el cerdo era maravilloso...En el bol, nori, wakame, huevo duro en su punto, cebollino y unos fideos maravillosos al dente. Firmes y contundentes, sin blandeces low cost. Se notan al primer bocado que son suyos, que no salen de una bolsa del súper chino de la calle Balmes. Sin olvidar el sabor de ese cerdo. Qué cerdo.
 Al ser el plato del menú imagino que la cantidad es más justa, pero les puedo asegurar que ni de lejos se van a quedar con hambre. Salí más que satisfecho así que no se preocupen por pasar hambre, zampabollos. Bagel Seal of Approval.
El ramen artesano no es barato, ya ven que sale a unos 9€, pero si se tiene que pagar calidad ya saben que el precio es relativo. Por 11'50 tienen ramen, bebida y postre. Muy buena opción.

Y para acabar, ese postre. Un Banoffee pie típico de las islas británicas que resultó un sorpresón mayúsculo. Un postre a base de dulce de leche, nata, plátano y crumble de bizcocho y frutos secos. Una maravilla y otro gran descubrimiento.
Un local de ramen llevado por irlandeses es lo que llaman cocina fusión o vanguardia o algo. Seguro que algo porque algún nombre debe tener esta experiencia.
 Postre con barrio Gótico al fondo.
Un gran descubrimiento que agradecer a Roger Ortuño porque el local merece mucho la pena. Mucho. Una gente maravillosa que van a luchar por hacerse un nombre a base de ofrecer experiencias sin pretensiones y ramen de calidad. A la altura de los grandes y sin el hype ni las colas de otros locales. Por ahora, porque si todo va como se atisba que puede ir, se va a convertir en lugar de peregrinación de modernos y no tan modernos. Yo les doy dos semanas para que empiecen a tener problemas en hora punta, en cuanto se propague la voz ramenera.
Porque qué carajo, se come de puta madre y son encantadores. Y puedes practicar tu inglés.