BARDENI, C/València con Marina, Bar-celona.
No solemos acercarnos a novedades tan candentes los primeros días tras la apertura de un negocio, pero una serie de no catastróficas desdichas nos llevaron a probar Bardeni tras un par de días de haber iniciado su andadura. Tan nuevo que al entrar huele a madera nueva, a piso acabado de estrenar. Como la vida misma. Nuevos proyectos de gente que arriesga con nuevos modelos.Dani Lechuga, propietario-Chef, es una garantía. Una estrella neumática lo contempla en el local pared con pared a éste y todo el mundo que ha probado su cocina de menú no tan barato habla maravillas acerca de él. Caldeni está muy bien y Bardeni está muy bien.
Bardeni se define como Meatbar que viene a ser Bar para carnívoro o Bar de carnes, y de verdad que lo es. Si buscan donde disfrutar de unas tapas o platillos a base de jamancia carnívora de alta calidad, no se corten y pásense por aquí.
Al entrar nos saludó el propio chef tras la barra, ya que estos días de rodaje está un poco en todos sitios. Muy amable y reconociendo que todo está en proceso de engranaje, y que perdonásemos algún posible fallo que al final no hubo. El local es básicamente una barra para unas 10-12 personas y algunas mesas altas junto a la pared para otras 6-8, de pie. Por decirlo claramente, tuvimos mucha suerte de llegar cuando llegamos porque diez minutos más tarde estaba completamente lleno. Sobre comer en barra ya imaginan que no es lo más cómodo del mundo, pero tampoco somos muy exquisitos y hemos comido en tascas que harían de Bardeni el Versalles de la Sagrada Familia.
Vayamos a las diversas carnes que compusieron el homenaje que nos dimos el amigo Roger y quien les escribe (aunque sospeche que a veces no se lean esto).
La carta al completo. Corta, rasa, al pie y al grano.
Nosotros optamos por un clásico para empezar y luego un variado de carnes diversas para poder catar las máximas posibles. Así, inicio con unas bravas arolescas (igual ya no hace falta versionarlas más...) que fueron correctas y que evidentemente no fueron lo mejor de la cena. La salsa de tomate lo mejor, y una patata más dorada y menos harinosa hubiesen mejorado el plato.
El Steak Tartar, puro espectáculo. Maravilla, equilibrado en lo jugoso, picante y sabroso, siendo recomendado para cualquier fan de este magnífico plato. No defrauda y podría ser adictivo, como para comerse medio kilo y tan tranquilos. Creo que hasta la foto le hace cierta justicia. (Buena iluminación en esa barra, se agradece)
Luego, la hamburguesa de la que teníamos una muy buena referencia regoliana y que evidentemente había que testear. Un #burgerhunters en toda regla, de alta calidad y de disfrute máximo. Con salsa Café de París, ideal carnes. Llega presentado de una forma original:
Para dar paso a un pan de Daniel Jordà y su Forn de la Trinitat:
Y acabar con este paisaje carnívoro paradigmático del local:
Jugosa, en su punto de crudité y de bocado fácil. No es de las de 150 gramos pero no importa ya que la experiencia es dificilmente mejorable. Obligatoria desde ya.Compartimos también como buenos hermanos de carne un Caneló de Cua de Bou que puedo decir aquí y ahora que está en el Top 2 de los mejores canelones ever. No digo uno porque igual comí alguno equiparable en el 93 y no lo recuerdo, pero imaginar poder comer una bandeja de éstos para Sant Esteve me hace estremecer...La salsa base de jugo de carne y la bechamel, impecables, pero es que el relleno podría provocar una Guerra por sí mismo. Ejércitos de gastrónomos matarían por el secreto, aunque mucho me temo que todo es gracias a la materia prima y al respeto hacia la misma.
Contundente, bien repleto de carne. Otro gozo en nuestro pozo estomacal.
Para acabar nos partimos esta especia de tosta o bocadillo abierto a una cara de fricandó. Otra maravilla y ya van muchas. A excepción de las patatas del inicio, todo lo demás debería poder repetirse para comer y cenar durante semanas. No puede haber carnes más jugosas, de las que se deshacen en la boca y te dejan esa sensación de estar comiendo bocados irrepetibles. Aunque aquí se repiten sin cesar. Qué grande, qué bocata, qué manjar que quita la respiración.
Como digestivo final, una crema catalana versionada en vaso y espumosa que no desentonó con el resto. Muy buena también y con ese socarrat del azúcar que no puede faltar. Un broche dulce a un festín carnívoro sin parangón.
La cuenta para que vean que no es barato. Pero no es caro. Es cierto que son medias raciones o platillos pero la experiencia, amigos la experiencia es la clave. Y fue una pasada de cena, sin más. No vas a salir desabrochándote el cinturón si comes por 12€, pero por 20 el resultado es mucho más que satisfactorio. No está nada, nada mal.
Como siempre lo que importa es la sensación (a no ser que te timen en el precio) y los dos acordamos que fue una cena para recordar (y no porque fuese romántica o algo, no se piensen). Precios de los platos ajustados para lo que son en calidad, ejecución y resultado.
Como para volver. Bravo por el concepto.
ACTUALIZACIÓN 28-3-14.
Tras una segunda visita, más fotos de platos que se convierten en clásicos:
Gran visita para descubrir platos nuevos que no testeamos la otra vez. Y visita en apoyo a nuestro producto fetiche, el bagel, porque el señor Dani se la ha jugado y nos ofrece su versión de este pan hervido que tanto maltrato tiene que soportar en esta ciudad (léase el timo elsafrediano).
Empecé con unas croquetas maravillosas de butifarra del Perol. Pura jugosidad, cremosidad y potencia. Son 3'5€ las dos unidades pero son croquetazas de verdad. Puedo prometer y prometo que son de las mejores que me he encontrado en el último lustro por aquí.
Tras el entrante y sabiendo que luego venía lo fuerte, quise echar el freno con un pescadito. Bueno, tampoco era eso, pero igual sirve. Unas vieiras tamaño XXL coronadas con una fina capa de cansalada y una espuma cítrica que le iban al pelo que no tienen. Una explosión de sabor y sobre todo una carnosidad nunca vista en una vieira que yo pudiese pagar. Casi ideal para aquella memez de "parece un filete de carne pero del mar".
Como antesala al bagel fetiche, un plato que pintaba muy bien y que superó la expectativa. No es fácil conseguir eso ya que normalmente pasa al revés. Pero este platillo de 8€ ha sido uno de los que más me han gustado este año, la verdad. Me encantan los callos y este cap i tripa con huevo y red curry fue sublime. La tripa en su punto, el huevo a baja temperatura siempre es resultón y la salsa merecía kilos de pan para ser mojada y eliminada del plato como así sucedió. PLATAZO. Fanes de los calles, si me queréis, irse. Al Bardeni.
Y el bagel con roastbeef y mostaza espectacular. No se puede decir otra cosa. Un buen bagel, no sucedáneo, una carne de mucha calidad e ilusión en el productor y en el consumidor. Una versión que se merece una visita porque al final lo que cuenta es que está muy bueno. Y se disfruta. 6€. Al final pagas algo más de 20€ y comes muy bien. Informal pero calidad.
Me bebí una Almogàvers por eso de estar en esa zona del barrio que homenajea al imperio mediterráneo de la Corona de Aragón. Salut.
2 comentarios:
Iré a por el steak tartar. no es fácil encontrar buenos! Gran entrada!
Gracias!! El steak es pura delicia!!
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