Porque lo importante es él. Darín es una garantía siempre y nunca decepciona.
CARANCHO es una película sobre esos abogados sin escrúpulos, energúmenos y mafiosiles, que aprovechan accidentes de tráfico para intentar sacar tajada a las aseguradoras y timar a los clientes a la vez en el reparto de las indemnizaciones que deben cobrar. Con la connivencia de instituciones oficiales y funcionarios untados, evidentemente.
La película retrata bien esos bajos fondos, esa vida gangsteril que se aprovecha del mal ajeno. Pero no es una gran película. Es una buena cinta, con dos actores principales muy interesantes como Darín y la para mi desconocida Martina Gusman (bellísima), pero esperaba algo más. Sobre todo de un final que había leído era lo mejor de todo y me supo a poco porque tal vez pasa demasiado rápido. Lo mejor tal vez es la relación destructiva que se establece entre los dos, dura, muy dura. Y a destacar también la cantidad de planos en los que la sangre cobra el máximo protagonismo, incluyendo un par de escenas especialmente duras y crudas. Lo peor, le falta algo de rabia y algo más de acción, que la propia historia demandaba. Y en algún momento baja la intensidad de forma clara.
En resumen, una buena opción para un domingo tarde de hastío.
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