
Ya hace muchos artículos que vengo relatándoles mis aventuras con los libros que voy leyendo.
Ahora unimos estas dos primeras precisiones y nos disponemos a comentar el BRUTAL relato del sr. McCarthy.
Les escribo a altas horas de la noche una vez finalizada la lectura de The Road y sintiendo aún el nudo en la garganta y las lágrimas en los ojos que me ha dejado la susodicha lectura. No recuerdo cuando fue la última vez que el escriba Bagel derramó lágrimas lectoras, si es que alguna vez lo hizo. Pero hoy sí lo ha hecho. Y muchas, al ir acercándome al final de este magnífico y sobrecogedor libro.
Nos situamos en un mundo sin nombre en una fecha sin cifra. Un mundo en el que algo catastrófico ha sucedidoy en el que un padre y un hijo recorren a través de una carretera lo que suponemos son los Estados Unidos. Un mundo en el que vive poca gente y con muy pocos recursos. Donde se encuentran con malos y con muy malos y donde los buenos escasean, si es que los hay. Donde la gente hace lo que sea con tal de poder alimentarse.
El libro es un sufrimiento, un agobio, un estrés constante que agota. Mínimo diálogo, menos personajes. Mucha descripción y sobretodo, mucho razonamiento interno. Y sensaciones. Ninguna feliz. A cada paso esperas que pueda pasar algo negativo. Un sinvivir. La vida en sí misma tal vez.
Un mundo que recordaba, salvando las diferencias, a la violencia sin sentido de Mad Max 2 mezclada con la presencia omnipotente de los Otros, de Perdidos, versión temporadas iniciales.
Bosques, campos, ciudades y pueblos abandonados, la carretera como protagonista principal. Gente en el camino, falta de comida, de agua, de higiene, de amigos, de todo. El fin del mundo. Ceniza que todo lo cubre. Un padre y un hijo sobreviviendo, sufriendo. Una bala en la recámara. El final. Amor paterno-filial. Lágrimas.
El libro del año para el Blog.