Ante todo,el enlace para que se sitúen: Casa Amalia.
Casa Amalia es un restaurante antiguo, pequeño, ciertamente incómodo para grupos y personas con movilidad reducida, así como si van con un carro de bebé, que parece que su clientela es generalmente octogenaria, pero en realidad es una maravilla total.
Cocina catalana sin pretensiones, real, auténtica, sin artificios, magistral. Incluso las cervezas parecen saber mejor acompañadas de comida de tan asombrosa calidad.
Poco que inventar: Trinxat de la Cerdanya, tartar de escalivada con anchoas, alcachofas fritas, jamón, pa amb tomaquet (del mejor de Barcelona, no dejen de pedirlo), revoltillo de gambas y setas, chuletas de cabrito (no encontrarán unas más tiernas y jugosas en Barcelona), berenjenas fritas, croquetas caseras...Y postres como Mel i Mató ( del mejor de Barcelona) o Granada en una sopa de Moscatel, que tiran para atrás. No parece el menú ni más complejo ni más cool para los tiempos culinarios que corren, pero no duden, les aseguro que no se van a arrepentir.
Lugar de reunión de gente del mundo del espectáculo y la farándula en tiempos, guarda todavía ese sabor añejo embriagador que hace que siempre que sales pienses en no volver por ser un lugar incómodo y viejuno, pero en cuanto piensas en un lugar para quedar bien y reunirte con gente de buen comer, no dudas y siempre acabas sentado en una esquinita poco amplia disfrutando del buen comer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario