8.8.10

152. Waltz with Bashir. El baile de la culpa.

Waltz with Bashir no es una película fácil, al contrario, es una película de reflexión y psicoanálisis de una sociedad tan compleja y atormentada como es la sociedad israelí. Y culpable, por supuesto.
Eligiendo un estilo visual absolutamente rompedor, a modo de película de dibujos, cell-shading o anime, el director Ari Folman nos propone un documental onírico realmente original en el que nuestro protagonista viaja por medio mundo buscando respuestas a ciertas preguntas que lo atormentan, la principal de ellas, el por qué no puede recordar absolutamente nada de la guerra del Líbano del 82. Un trauma evidente, un mecanismo de defensa, el olvido, y una tragedia en medio de todo ello. Como un puzzle, y en base a las entrevistas a personas que coincidieron con él en el escenario de las operaciones, irá consiguiendo formar una imagen real de lo qué le pasó allí y de lo que aconteció en esa guerra.
Porque no puede ser que su único recuerdo sea irreal, una ensoñación. Mientras se producía la matanza de Sabra y Chatila, él no podía estar bañándose en la playa con unos compañeros. ¿Dónde estaba? ¿Qué estaba haciendo?
Lo que pretende el director es hacer ese psicoanálisis, reconocer una culpa y sobretodo mostrar arrepentimiento, pero personalmente me da la impresión que la cosa queda a medias. Me explico.
Sabra y Chatila es un episodio negro en la historia del Próximo Oriente, y en la de Israel misma, pero aunque la película denuncia el hecho, y la connivencia de los mandatarios judíos en la misma, queda explícitamente claro que los culpables son los falangistas cristianos libaneses seguidores de Bashir Gemayel. De acuerdo. Así que el documental apunta a la culpabilidad judía, pero me pregunto...¿y si en vez de escoger este episodio para mostrar la culpa y el arrepentimiento de buena parte de esa sociedad israelí, se hubiese escogido algún otro episodio dónde la responsabilidad hubiese sido exclusivamente judía? ¿O es que no existen estos episodios? No sé si me explico. Me parece muy valiente este acto de arrepentimiento, este grito de culpabilidad y dar voz a esa sociedad israelí que suele quedar tapada por fanáticos ridículos, pero puestos a hacer esto, ¿por qué no hacerlo del todo? Tal vez sea un problema de calendario e Israel no está maduro todavía para tolerar eso, lo cual sería como mínimo, preocupante. Es el único pero a la película y no es a ella en sí, si no a la idea de la misma.
No sé qué piensan ustedes. Escriban si lo desean. Y les recomiendo la película. Una maravilla, hasta el último segundo.

3 comentarios:

Zelig dijo...

La he visto, es buenísima, yo también la recomiendo, no la tengo tan fresca para comentar su análisis, a mí sí me pareció que había una crítica israelí sobre sí misma.

David dijo...

No me expliqué bien tal vez. La crítica contra el mismo Israel desde Israel existe, sin duda. Pero yo comentaba que puestos a criticarse, que hubisen escogido algún otro episodio que sí hubiese sido cosa suya, no éste en el que los culpables de verdad son otros y ellos lo son por omisión o connivencia.
Aún y así, es de agradecer este ejercicio de reconocimiento de culpabilidad para una sociedad tan desconocida y a veces maltratada por la imagen deformada que se tiene de ella.

tom young dijo...

La tengo y cuando la vea la comentaré con mucho gusto.