
En este caso, Murakami nos ofrece una novela corta, de lectura rápida y sin problemas de realidades o identidades varias. Simplemente la historia de un amor de juventud que se recupera de forma misteriosa, tal y como desapareció. El problema es el cuándo se recupera. Cuando uno ya está casado y con dos hijos, la cosa se complica.
El protagonista vive una infancia marcada por el hecho de ser hijo único a principios de los 70 en Japón (lo cuál era extraño y traumático), y por eso entabla una relación de amistad con otra niña hija única, que además tiene un problema en la pierna que la hace caminar de forma peculiar. Eso enternece a nuestro protagonista hasta el punto de caer enamorado de la chica en cuestión. Pero tras acabar el colegio, sus vidas se separan, aunque el recuerdo, como es normal y preceptivo perdura. Hasta que él se casa, es un hombre de éxito empresarial y sale en una revista. Así, convirtiéndose por un momento en un personaje público, los fantasmas del pasado van a visitarle...
He de decir que Haruki construye en esta ocasión una historia sin más complicaciones de las que en algún momento de nuestras vidas y de forma igual o similar a la planteada en el libro, todos conocemos. Dilemas, oportunidades, momentos propicios o no, qué hacer, qué no hacer, etc. Bajo la música de Nat King Cole.
Un libro que no pertenece a la realidad mágica del autor, pero si a la realidad propia del lector, sin duda.