No les voy a descubrir ahora el fenómeno bodeguero en Barcelona. El amigo Alberto ya les tiene al día y conoce todos los rincones de la ciudad, con lo que no hace falta ahondar más en que esto ya no es una moda sino una realidad palpable de que el vermut a granel volvió a resurgir para quedarse.
Bodegas hay muchas y todas tienen su idiosincrasia propia con lo que hay que saber buscar para saber qué ofrecen y qué te interesa en cada momento. De Casa Mariol se pueden decir muchas cosas, pero sobre todo se puede convenir que es una de las bodegas de moda en la city. Totalmente. En ella nos podríamos encontrar incluso a Bibiana tomando el vermut junto a algunos modernos muy modernos de la city, con lo que nos da la medida del fenómeno. Las bodegas son para todos pero los modernos se han intentado apropiar del movimiento. Cosa que no conseguirán jamás porque antes de hacerlo ya se habrán olvidado de ellas y se habrán ido a jugar a la petanca que es lo puto más.
En todo caso Casa Mariol no tiene la culpa de que la plaga modernilla se la haya apropiado. Además, igual ustedes son de esos modernillos y les gusta el rollo, vayan ustedes a saber...A mi, que me pongo camisetas de videojuegos para ir a trabajar me gustó y volveré cuantas veces haga falta por dos motivos: me encanta su vermut y me encanta que versionen la clotxa de la High Land catalana. Luego lo vemos.
Para empezar a hacer boca iniciamos nuestra visita con un surtido de olivas que eran un primor (palabro). Surtido variado y ciertamente espectacular del que dimos buena cuenta junto a una bolsa de patatas Bonilla que complementan com cal la situación.
El vermut de Casa Mariol me entusiasma. No soy un entendido y por tanto no puedo valorar negativamente el elemento por su naturaleza mainstream como muchos otros harían. Me gusta y lo digo, joder. Y lo repito. Me gusta el vermut de Casa Mariol y me encanta tener una botella siempre en casa. "Es que el de Riudellots del Carallu es mejor". Al cuerno. Me gusta y me lo bebo todo.
Aquí el bodegón vermutaire brunchiano català como tiene que ser.
Pero para hacer boca unas olivas no son suficientes, a ver si nos van a tomar realmente por BB y sus colegas. Íbamos de paso hacia uno de nuestros peruanos de cabecera pero no podíamos parar en Mariol sin probar la clotxa. ¿Qué es una clotxa? What is the Matrix (and the clotxa)? Pues un pan redondo relleno con arengada. Manjarazo de campo, desde los orígenes a Sagrada Familia para ustedes. Somos unos fanegas y nos encanta. Que nos hagan bocata con lo que sea porque nos lo vamos a comer. Y con un vermut, qué escándalo.
Aquí lo tienen. No es excesivamente grande pero tampoco es excesivamente caro. Sobre unos 4'5€ y te traen la Terra Alta a la mesa.
Dentro, el relleno del arenque y tomate que es el clásico. Tienen otras 11 combinaciones, pero somos unos románticos y es que hay pocas cosas mejores que un arenque. Que le pregunten al protagonista de Kafka en la orilla.
Vivimos la época del Renacimiento bodeguil y hay que aprovechar el momento. Jamás se fueron, siempre estuvieron ahí pero el snobismo vanguardista nos hizo renegar de ellas. Lo viejuno ha vuelto, para bien.
Larga, larguísima vida al vermut y en este caso a Casa Mariol, que tengo que volver a por un par de botellas bien pronto.
PS: En serio no se pierdan su página web. Es la puta psicodelia setentera traspasada al 2014. Muy loca.
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