Mucho tiempo habíamos ido detrás de este renombrado restaurante.
Su fama le precedía y era recomendado por los entendidos siempre que se hablaba de buenos restaurantes y auténticos italianos y claro, como fans enamorados del país cuna del Imperio Romano que somos teníamos que visitarlo un día u otro. Y finalmente llegó ese día.
Tras un par de incursiones fallidas en las que no pudimos reservar mesa, conseguimos una un domingo de inicio de septiembre. Y remarco mediodía de domingo porque antes no abrían en ese horario y ahora sí. Aprovechen, domingueros. (Y reserven si quieren ir!)
Y aprovechen porque vale mucho la pena. Es una experiencia auténtica a tener muy en cuenta.
Mezcla de osteria romana y taberna napolitana con desconchones en la pared, les aguarda un local no muy grande pero con una personalidad terrible. Solo tienen que mirar las fotos de arriba. Decoración curiosísima, todo en una: decadente, moderna, vintage, tradicional, y cocina abierta donde observar como l@s que trabajan dentro se esfuerzan por conseguir unos platos que son puro amor a la gastronomía italiana.
Su carta es corta pero contundente. Se presenta en esta pizarra. La bueno es que es fácil elegir y todo lo que hagan seguro que va a estar muy bien ejecutado. Por lo que parece, además van cambiando de carta continuamente, así que ésta igual ya no les sirve. (Los días entre semana creo que tienen menú también).
Todo tenía una pinta increíble y nos quedamos con ganas de probar cosas que no pudimos pedir...Esos Gnocchi de calabaza o esas sardinas de entrante...Algún día.
Como entrante pedimos lo que todo el mundo nos recomendaba: Burrata. Muy buena, aunque lejos en mi opinión de la que pueden comprar en La Castafiore, por ejemplo y que es mi preferida en la ciudad.
También nos pedimos el Speck y Ricotta, que fue una agradabilísima sorpresa. A la altura del anterior o incluso por encima según opiniones diversas en la mesa. En todo caso, garantía. Qué calidad.Luego ya llegaron los platos principales. Aquí tienen una muestra de la mitad de la carta.
Canelones de butifarra y ricotta. Del género sin bechamel, como manda la tradición italiana clásica.
Lasagna Mandarosso, con nueces, speck y radicchio. Recibió muy buena crítica...
Fettuccine Funghi Porcini. Espectaculares. Igual que los Bolognesa, que no tienen foto aquí...Pasta de calidad, pero de verdad. Y sabrosísimos. Yo me pido Fettuccine al pesto cuando vuelva...
Y luego los postres. Sin palabras. De hecho en el restaurante se pueden hacer comandas de postres específicamente, para llevar, y visto lo visto y comido lo comido, debería ser obligatorio hacerlo algún día. Increíbles!
Como no recuerdo los nombres (no salían en la carta), les dejo con fotos y les remarco que la primera es la que yo me pedí, Casata, y que fue un bocado DIVINO. Era como un cannoli deconstruido, así que fue la felicidad máxima. Al final, una pannacota de nivel. Y en medio, tartas típicas a cascoporro.
Resumen:Como no recuerdo los nombres (no salían en la carta), les dejo con fotos y les remarco que la primera es la que yo me pedí, Casata, y que fue un bocado DIVINO. Era como un cannoli deconstruido, así que fue la felicidad máxima. Al final, una pannacota de nivel. Y en medio, tartas típicas a cascoporro.
Cuando cruzas la puerta de un restaurante y te reciben con acento italiano, bien.
Cuando ves lo que hacen en la cocina y escuchas que hablan en italiano, bien.
Cuando notas que estás en un italiano de verdad y no en un local sin alma de pasta y pizza, bien.
Cuando los platos son todos espectaculares, bien.
Cuando al final la cuenta no pasa de los 20€ o poco más, bien.
En Le Cucine, estás y eres.
PS2: Post imposible de realizar sin la ayuda de Flavorcook. Gracias!!!