12.5.10

143. Teacher man, de Frank McCourt.

No les engañaré si les digo que este libro me ha sorprendido mucho. Muchísimo. No he leído Las cenizas de Angela y no conocía la breve bibliografia de McCourt, pero el tema sobre el que trata el libro me interesaba y me lancé ávido a leer sobre las peculiares experiencias de un profesor de secundaria en New York. Y me gustó mucho lo que leí.
El libro es una mezcla entre una autobiografía al uso y una narración de las experiencias vitales en una clase de High School durante más de treinta años.A veces, se confunden las dos partes en la estructura.
Pero vayamos a la sorpresa principal. McCourt nos habla de educación. Y de alumnos. Y de cómo son esos alumnos adolescentes. En 1958 y siguientes. Y me parecía leer sobre mi experiencia actual. ¡Cómo no vamos a sentirnos un país atrasado! Hace 50 años, el profesor McCourt se encontraba con situaciones que él desconocía de su Irlanda católica de colegio religioso, para adentrarse en el salvaje mundo yankee, y yo sentía que leía sobre mi experiencia misma. Increíble. No tengo claro si esa ventaja tan abismal en años de ventaja les ha servido para mejorar algo, lo que me hace pensar (y temer) que si ellos no lo han conseguido, ¿qué vamos a hacer nosotros que nos encontramos ahora con este problema? ¿Seguiremos sin saber gestionar los problemas que nos encontramos cada día en clase en el año 2043? Me temo lo peor.
Sobre su biografía, si conocen las Cenizas, sabrán que la misería irlandesa y el yugo católico van unidos para crear personas taradas con problemas afectivo-sociales de la más variada índole. Al menos es lo que nos cuenta Frank. Pero al explicarnos sus problemas de una forma tan amena y divertida, sus problemas parecen menos. Grande.
Gracias por escribir este libro. Gracias por dar voz a muchos profesores que piensan como tu. Algunos nos preocupamos.

4.4.10

140. South of the border, West of the sun, del ínclito Haruki.

Enésimo comentario en el blog de un libro de Murakami, lo sé. Pero saben sobradamente que su literatura es de una atracción mágica para el que les escribe. Este humilde comentarista bloggero no puede evitar leer al genio, y perseguir de forma compulsiva sus libros allende los mares.
En este caso, Murakami nos ofrece una novela corta, de lectura rápida y sin problemas de realidades o identidades varias. Simplemente la historia de un amor de juventud que se recupera de forma misteriosa, tal y como desapareció. El problema es el cuándo se recupera. Cuando uno ya está casado y con dos hijos, la cosa se complica.
El protagonista vive una infancia marcada por el hecho de ser hijo único a principios de los 70 en Japón (lo cuál era extraño y traumático), y por eso entabla una relación de amistad con otra niña hija única, que además tiene un problema en la pierna que la hace caminar de forma peculiar. Eso enternece a nuestro protagonista hasta el punto de caer enamorado de la chica en cuestión. Pero tras acabar el colegio, sus vidas se separan, aunque el recuerdo, como es normal y preceptivo perdura. Hasta que él se casa, es un hombre de éxito empresarial y sale en una revista. Así, convirtiéndose por un momento en un personaje público, los fantasmas del pasado van a visitarle...
He de decir que Haruki construye en esta ocasión una historia sin más complicaciones de las que en algún momento de nuestras vidas y de forma igual o similar a la planteada en el libro, todos conocemos. Dilemas, oportunidades, momentos propicios o no, qué hacer, qué no hacer, etc. Bajo la música de Nat King Cole.
Un libro que no pertenece a la realidad mágica del autor, pero si a la realidad propia del lector, sin duda.

20.3.10

138. The Road, de Cormac McCarhty.

Ya hace muchos artículos y no recuerdo en cuál, comenté de pasada y sin trascendencia que ser padre cambia al hombre de una manera poco comprensible hasta que uno está metido en ello.
Ya hace muchos artículos que vengo relatándoles mis aventuras con los libros que voy leyendo.
Ahora unimos estas dos primeras precisiones y nos disponemos a comentar el BRUTAL relato del sr. McCarthy.
Les escribo a altas horas de la noche una vez finalizada la lectura de The Road y sintiendo aún el nudo en la garganta y las lágrimas en los ojos que me ha dejado la susodicha lectura. No recuerdo cuando fue la última vez que el escriba Bagel derramó lágrimas lectoras, si es que alguna vez lo hizo. Pero hoy sí lo ha hecho. Y muchas, al ir acercándome al final de este magnífico y sobrecogedor libro.

Nos situamos en un mundo sin nombre en una fecha sin cifra. Un mundo en el que algo catastrófico ha sucedidoy en el que un padre y un hijo recorren a través de una carretera lo que suponemos son los Estados Unidos. Un mundo en el que vive poca gente y con muy pocos recursos. Donde se encuentran con malos y con muy malos y donde los buenos escasean, si es que los hay. Donde la gente hace lo que sea con tal de poder alimentarse.
El libro es un sufrimiento, un agobio, un estrés constante que agota. Mínimo diálogo, menos personajes. Mucha descripción y sobretodo, mucho razonamiento interno. Y sensaciones. Ninguna feliz. A cada paso esperas que pueda pasar algo negativo. Un sinvivir. La vida en sí misma tal vez.
Un mundo que recordaba, salvando las diferencias, a la violencia sin sentido de Mad Max 2 mezclada con la presencia omnipotente de los Otros, de Perdidos, versión temporadas iniciales.
Bosques, campos, ciudades y pueblos abandonados, la carretera como protagonista principal. Gente en el camino, falta de comida, de agua, de higiene, de amigos, de todo. El fin del mundo. Ceniza que todo lo cubre. Un padre y un hijo sobreviviendo, sufriendo. Una bala en la recámara. El final. Amor paterno-filial. Lágrimas.
El libro del año para el Blog.

8.3.10

137. The Wind-Up Bird Chronicle / Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Haruki Murakami.

Cree el genio que está es su obra más acabada, tal vez de la que se encuentra más satisfecho en conjunto. Tras haber leído ya un buen puñado de ellas, no sé qué decir al respecto, sobre todo porque todas me han parecido geniales. Ya tienen las críticas de Norweggian Wood y Kafka on the Shore, además de otras como la de Sputnik Sweetheart, donde ha quedado siempre, de forma clara y meridiana mi más absoluta admiración por el autor japonés. Sigo pensando que es el genio literario propio de la clase media no intelectualoide de nuestro tiempo. Es decir, de tipos como yo, sin grandes pretensiones, pero que gustan de delicadas moderneces fashion cool para sentirse parte de este mundo más o menos in.
En esta ocasión, como en varias de las anteriores, seguimos mezclando realidad y fantasía, realidad y sueño, realidades paralelas y/alternativas. ¡Cómo no va a ser un fan de Lost el amigo Murakami!
600 páginas de novela, sin duda la más extensa de las que he leído, que atrapan y te sumergen en el mundo murakamiano como nunca. Un argumento en el que se complementan un joven en paro, su mujer ejecutiva, una vecinita joven de 16 años, el cuñado poderoso de pasado oscuro, un par de mediums de nombres extraños (Malta y Creta Kano), un exmilitar de la II Guerra Mundial, frente de Manchuria (lecciones de historia impagables), un gato perdido que tiene el nombre del cuñado y que aparece con un año de retraso...Y una casa, un personaje en si mismo, abandonada, con una historia trágica de muertes y destinos fatales. Y dentro de ella, un pozo. O mejor, una puerta. Lo entenderán rapidamente si empiezan la novela...Sueños conjuntos, relaciones virtuales, sueños reales, realidades soñadas. 
Murakami en estado puro. La historia de un amor incomprendido, de una pérdida y de una recuperación. ¿A qué precio? 
Destino. Marionetas en manos de algo o alguien. ¿Por qué? ¿Somos dueños de nuestras vidas? ¿Es real lo que vivimos? ¿Lo son los sueños? ¿Qué pájaro es el que da cuerda al mundo? ¿Y por qué no todo el mundo puede escucharlo?