Tras meses pasando por la puerta literalmente viéndolo surgir de la nada (bueno, de varios locales fallidos como el último que era de jamones) por fin le pusimos cara a Macondo, un simpático, agradable y bien decorado restaurante colombiano de reciente apertura en la esquina de Còrsega con Muntaner en pleno Eixample. Siempre me había atraído lo desenfadado del local y el atractivo menú de cada día que ofrecen, pero hasta esta semana no había podido visitarlo. Y lo hice porque sabía que a uno de los mayores ceviche lovers de la ciudad que es mini Bagel, le iba a interesar el tema, como así sucedió. El chaval ha salido cítrico y corvinero, qué le vamos a hacer.
Muy amables en todo momento, muy atentos y aunque algo oscuro en el interior (fotos editadas), el local es bonito sin estridencia alguna. Vamos a ello.
Para empezar unos chips de yuca como cortesía, siempre estimables pero a los que no hacía falta una salsa de tomate algo floja.
Como entrantes elegimos dos. Aquí, la brocheta de chorizo criollo argentino con pulpo. Muy interesante como pueden imaginar por razones obvias...
Foto de la brocheta con niño cevichero al fondo.
Aquí plano aéreo de los dos entrantes. Las susodichas brochetas junto al compañero de fatigas. Chicharrones con plátano maduro. Algo escasos los chicharrones y tal vez demasiado correosos, pero más escasos aún los trozos de plátano. Lo que ven mayoritariamente es yuca.
Como platos principales, ceviches. Muy diferentes a los acostumbrados en los restaurantes peruanos, faltos de ese salvaje sabor cítrico de la leche de Tigre, pero interesantes a su manera, mucho más suave e incluso dulce como en el caso de éste que ven aquí debajo.Ceviche de salmón con papaya y leche de coco. Juraría que con algo de miel (en el marinado del salmón?) y mucha papaya, un ceviche para los que huyen del cítrico y la acidez peruana. El coco siempre le da un toque suave a todo y en este caso el ceviche me gustó mucho.
El de mini B, ceviche de corvina con mango, aguacate y cítricos. Aunque anunciado los cítricos no son nada potentes y el sabor se asemeja más a una especie de marinado en naranja, cosa que no es mala per se. Simplemente no es un ceviche peruano, reitero mil veces para que luego no se quejen si van esperando eso mismo. Suave, toques de mango, mucho aguacate, cebolla y pimiento en un plato más que recomendable. Otro más.
Foto de Instagram:
Esta es la historia de Macondo. Curiosa manera de reflejarla en un mantel. Bien.
En resumen, una comida que salió por menos de 20€ por cabeza (no fue el festival del año, también lo han visto y bebimos agua natural) y que nos dejó más que satisfechos. Opción simpática y a tener en cuenta para seguir probando otras cosas de la gastronomía colombiana, como la Cazuela cartagenera, la sobrebarriga con salsa criolla, el arroz sinuano o los patacones con carne desmechada que tenían una pinta como para morir. Maravillas para la próxima vez.
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