Sí, les tengo abandonados. Sí, lo avisé hace ya meses. No escribo aquí pero he ido escribiendo por ahí. Algunas cosas más acertadas y otras menos pero bueno la calidad nunca fue demasiada. Pero hoy les traigo algunas cosas que he hecho por esos mundos y algunas otras donde he aparecido por la Gracia del Dios Bagel. Para que vean que parado tampoco es que esté.
En Zouk he escrito sobre un par de restaurantes. No se los pierdan.
LA ESQUINA
CASA XICA
En Bcnmés he hecho un par de visitas a restaurantes para luego cocinar sus recetas en casa. Y en papel ahora mismo tienen la tercera experiencia.
CATALAN OKONOMIYAKI de Casa Xica
SWEET POTATO BALLS de A Tu Bola.
Vieron mi nombre en un par de artículos de El Comidista:
Comidas preparadas navideñas
Cervezas para los que no saben de cervezas
Por último hoy les traigo mi aparición en Gastronomistas recomendando un restaurante para San Valentín, aunque aquí seamos más de San Pancetín:
BACARO
Además me tienen en Cugat.cat una vez al mes, escribiendo en la revista digital de Zouk, hay por ahí un post en la web Houdinis de Atrápalo y seguro que me dejo algo. Parado del todo no estoy como pueden ver. No se empachen.
lahoradelbagel
Blog sobre experiencias gastronómicas. No conozco todos los locales de Barcelona ni sé dónde hay que ir si buscas una cena de grupo. lahoradelbagel@gmail.com
10.2.16
6.10.15
TIMESBURG. El Advenimiento del cuarto local y sorpresas varias.
Pocas entradas como ésta han visto por aquí. Seguro. Es una seminovedad absoluta total. O tal vez no. Vaya que no recuerdo si alguna vez hice algo así y no tengo ganas de mirar lo que hice porque no tengo tiempo para tonterías.
El caso es que el jueves 1 de octubre la buena gente de Timesburg nos invitó a la inauguración de su cuarto local en Barcelona, lo que demuestra que al parecer mal no les va, para disfrutar de una noche entre colegas con buena comida para dar a conocer su producto entre aquellos que aún hoy la desconocían (si los hubiese por estos mundos de Dios).
Como ven en la foto de aquí debajo gustan de espacios grandes y decorados de forma industrial con toques rústicos y el local de Rosselló 520 esquina Independència no es una excepción. Está bien y creo que tiene que valorarse de esta manera el hecho de que los locales de esta marca huyan del centro de la ciudad y se repartan por zonas alejadas de los grandes movimientos turísticos para hacer una vida algo más de barrio y proximidad.
Este tipo de eventos en los que históricamente me he prodigado poco son para darse a conocer y quedar bien o muy bien entre la gente de este complejo y cada vez más cansino mundillo. Y creo que se consiguió de sobras.Me gusta Timesburg y me gustaba antes de esta inauguración. Lo dejo claro desde el principio porque esto no es una conversión religiosa espontánea milagrosa. Que sí, que hay gente que dice que es sincera y canta alabanzas y en realidad no lo es, pero no es el caso. A mi gustaba Timesburg desde el primer disco cuando no los escuchaba nadie y no hacía falta que me llevaran a tan magno evento a comer unos bocados para decirlo. Y pasa también que hay veces que la gente dice que le gustan las cosas e incluso puede llegar a ser cierto. Qué situaciones tan extrañas se llegan a dar, que te mole algo y lo digas. Por suerte en el mundo no todos tenemos el mismo gusto y algunos aún no han descubierto los bagels con salmón ahumado.
La noche transcurrió sin incidentes remarcables si no hablamos de un par de avalanchas sobre las bandejas de los camareros cuando salían de la cocina. Pero la gente se sentó en las mesas y sólo los pringados como quien les escribe se quedó de pie junto a otros ilustres ignorantes gastrocanaperos blogueros.
Aquí una panorámica de un momento de la inauguración en el que pueden ver a más de dos de esos influencers de la ciudad mientras yo degustaba esa carne al punto maravillosa con sus jalapeños y nachos rotos desde la altura de la escalera.
Y aquí la Kobe, objeto de discusión fervorosa por su nombre en algunos foros virtuales... En la carta al menos pone que es carne de wagyu y ya está. Sin querer buscar ninguna otra explicación ni entrar en polémicas porque había otra que se llama DF y no ví la Plaza del Zócalo dentro. Dejen de ser tan intensos que eso ya no se lleva desde que empecé a quitarme.
Otra pieza que pueden ver en mi perfil de Instagram con su éxito y tal.
Aquí en cambio hago uso de fotos profesionales proporcionadas por el local y no tomadas por mí, evidentemente, para que vean qué se pierden si no se pasan por aquí. (Si quieren fotos mías del local busquen el post por el blog que haberlo haylo).
La Foie con su ídem y unas pipas (stop rúcula).
La Massimo con su tomate seco y su parmesano (y la omnipresente rúcula).En definitiva, una gran noche para redescubrir una hamburguesería más que interesante a la que seguirle la pista. Post (no) patrocinado más que por unos bocados hamburguesiles y alguna cerveza, lo prometo encima de un bagel. Igual es que nos vendemos demasiado barato...
Gracias a la organización por su ayuda en la elaboración de esta entrada. Si cuela que me inviten de verdad a comer en plan bacanal que para eso he escrito esto como bien sabe todo el mundo.
Ha sido una entrada diferente. Lo perciben, lo reconozco. Pero la ocasión lo merece de alguna forma; el blog entra en stand by hasta nueva orden si es que la hubiese en el futuro. No la actividad de quien les escribe porque voy a seguir apareciendo por ahí en otros lugares más recónditos, pero en estos momentos prefiero dedicar mi tiempo a otras cosas que seguro que van a ir saliendo.
No es una despedida pero quería cerrar esta etapa haciendo algo que no había hecho antes como era dar carnaza para que me destripen por vendido pero la ocasión lo merecía. Y me importa más bien poco, menos que un concierto de Miguel Bosé a 80 pavos. Porque ustedes que han seguido este viaje saben que no es así.
Etapas que uno vive.
Sigan comiendo bocatas y sean felices. Dejad que los bagels se acerquen a mí.
Etiquetas:
#burgerhunters,
EIXAMPLE,
Sagrada Familia i a gaudir
26.8.15
tresmacarrons. Top rotundo y absoluto en El Maresme.
TRESMACARRONS, Avinguda del Maresme 21, El Masnou junto a la ínclita N-II.
No se puede negar que nuestras visitas al Maresme estos últimos meses no hayan sido todas grandes éxitos. Nos dejamos guiar y nos llevan a locales de verdad donde disfrutar de grandes comidas, cenas y lo que surja. Esta vez la cosa fue una visita con clase que me dejó literalmente alucinado. Un viaje al Masnou como nunca había sido, a descubrir una cocina tradicional revisada con toques geniales que al grito de menú de mediodía a 24€ se convierte en un imprescindible y top 5 de menús a los que perseguir al centro de la Tierra directamente si hiciese falta.
Tresmacarrons es un clásico pero de los outsiders, de los locales francotiradores a distancia de la capital. De esos locales que de estar en Barcelona estarían de boca en boca de cualquier persona de buen gusto día sí y día también (y ojo, que ya lo está bastante). De esos locales humildes donde se trabaja mucho y nadie se da ningún aire. Familiar, agradable al máximo y te hacen sentir como en casa (sólo vale si ustedes están bien en casa, claro). Gente trabajadora, mucho, e incluso contra los elementos y cocina de nivel superior.
Y con esos detalles que me gustan. Una variedad de cervezas artesanas brutal, de nivel y con botellas raras incluso. Lástima que llegamos dos días antes de cerrar por vacaciones y estaban bajo mínimos en las neveras, pero acertamos con la elección, como pueden ver. Qué colores.
Vayamos al menú que es lo que han venido a ver, complementado además con un canelón fuera del mismo que hizo saltar las alarmas del top canelonil que llevo hace años. Centrémonos.
Para empezar un ESPECTACULAR Huevo a la plancha con puré de patatas, tripa de bacalao y refrito de ajos. Uno de los platos del año para quien les escribe, sin exagerar. El huevo y la suavidad y cremosidad del puré, increíbles, pero la tripa de bacalao sublime, celestial, divina y más adjetivos ñoños que quieran. Muy serio esto. Una textura especial tal vez no apta para no iniciados, pero que deberían probar de todas todas.
Quiero todos los días. Mucho.
Tras el primero, llegaron los segundos, que también fueron cosas muy serias. Aquí probamos dos diferentes, por eso de compartir y probar.
Por un lado, el "Abanico" ibérico cocido a baja temperatura con patatas, butifarra y olivas negras. Muy tremendo, con una carne al punto de cocción que te hacía ver las estrellas abutifarradas. Qué bien pensado todo, oye. Esa especie de trinxat como base... Madre mía.
Escamarlanets aniquilados para gozo y disfrute de quien les escribe (lo siento por ellos, la verdad, me sabe mal, pero ellos no).
Antes del postre, el canelón en bechamel de ceps y con múrgulas (colmenillas) que nos ventilamos más contentos que Aznar viéndose a sí mismo sin camiseta. Maravillosa textura de la carne y una bechamel de nivel de las que invitan a mojar mucho pan en el plato. Ese caldo base sabroso en el plato... Qué canelón, qué recuerdo tan cremoso. No falló nada en la comida. Nada.
Para los postres, el melocotón al vapor con caramelo y chantilly como dignísimo final. Suave, cremoso, suave, con clase como esos de la Jet que duermen de raso.
Y el cheesecake de la casa, una revisión del clásico muy sui generis que bordan como todo lo que hacen.
Los postres, de nivel, pero los platos están en un nivel superior tipo estratosfera que sorprenden al desprevenido barcelonés que se las da de enterado. Además de platos dan sopas con onda a muchos de los estirados propietarios de locales bluff de la capital. Y no se quejan tanto de no salir en los medios, seguro.
Hagan caso y si no han tenido la suerte de ir, pasen y vean que esta gente trabaja bien de verdad, son encantadores y lo van a disfrutar. Ya les avisé.
No se puede negar que nuestras visitas al Maresme estos últimos meses no hayan sido todas grandes éxitos. Nos dejamos guiar y nos llevan a locales de verdad donde disfrutar de grandes comidas, cenas y lo que surja. Esta vez la cosa fue una visita con clase que me dejó literalmente alucinado. Un viaje al Masnou como nunca había sido, a descubrir una cocina tradicional revisada con toques geniales que al grito de menú de mediodía a 24€ se convierte en un imprescindible y top 5 de menús a los que perseguir al centro de la Tierra directamente si hiciese falta.
Tresmacarrons es un clásico pero de los outsiders, de los locales francotiradores a distancia de la capital. De esos locales que de estar en Barcelona estarían de boca en boca de cualquier persona de buen gusto día sí y día también (y ojo, que ya lo está bastante). De esos locales humildes donde se trabaja mucho y nadie se da ningún aire. Familiar, agradable al máximo y te hacen sentir como en casa (sólo vale si ustedes están bien en casa, claro). Gente trabajadora, mucho, e incluso contra los elementos y cocina de nivel superior.
Y con esos detalles que me gustan. Una variedad de cervezas artesanas brutal, de nivel y con botellas raras incluso. Lástima que llegamos dos días antes de cerrar por vacaciones y estaban bajo mínimos en las neveras, pero acertamos con la elección, como pueden ver. Qué colores.
Para empezar un ESPECTACULAR Huevo a la plancha con puré de patatas, tripa de bacalao y refrito de ajos. Uno de los platos del año para quien les escribe, sin exagerar. El huevo y la suavidad y cremosidad del puré, increíbles, pero la tripa de bacalao sublime, celestial, divina y más adjetivos ñoños que quieran. Muy serio esto. Una textura especial tal vez no apta para no iniciados, pero que deberían probar de todas todas.
Quiero todos los días. Mucho.
Tras el primero, llegaron los segundos, que también fueron cosas muy serias. Aquí probamos dos diferentes, por eso de compartir y probar.
Por un lado, el "Abanico" ibérico cocido a baja temperatura con patatas, butifarra y olivas negras. Muy tremendo, con una carne al punto de cocción que te hacía ver las estrellas abutifarradas. Qué bien pensado todo, oye. Esa especie de trinxat como base... Madre mía.
Para demostrar mi teoria de que todo absolutamente es bocadilleable, una prueba, in situ, en un local con clase (la que me falta, obviamente):
El otro segundo, una maravilla simple y espectacular. Unos escamarlanets (me gusta más que cigalitas) con aceite de ajo y perejil que hacían amar el plato a cualquier alérgico al marisco o a lo que fuese, porque no se podía uno resistir. Qué calidad, qué buen hacer, qué sabor y qué maravilla de cassoleta. Jamás comí unos mejores y eso que de no comer ninguno en años he pasado a ser un amante de estos sabrosos bichos más feos que Aznar sin camiseta.Escamarlanets aniquilados para gozo y disfrute de quien les escribe (lo siento por ellos, la verdad, me sabe mal, pero ellos no).
Antes del postre, el canelón en bechamel de ceps y con múrgulas (colmenillas) que nos ventilamos más contentos que Aznar viéndose a sí mismo sin camiseta. Maravillosa textura de la carne y una bechamel de nivel de las que invitan a mojar mucho pan en el plato. Ese caldo base sabroso en el plato... Qué canelón, qué recuerdo tan cremoso. No falló nada en la comida. Nada.
Para los postres, el melocotón al vapor con caramelo y chantilly como dignísimo final. Suave, cremoso, suave, con clase como esos de la Jet que duermen de raso.
Y el cheesecake de la casa, una revisión del clásico muy sui generis que bordan como todo lo que hacen.
Los postres, de nivel, pero los platos están en un nivel superior tipo estratosfera que sorprenden al desprevenido barcelonés que se las da de enterado. Además de platos dan sopas con onda a muchos de los estirados propietarios de locales bluff de la capital. Y no se quejan tanto de no salir en los medios, seguro.
Hagan caso y si no han tenido la suerte de ir, pasen y vean que esta gente trabaja bien de verdad, son encantadores y lo van a disfrutar. Ya les avisé.
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EXILIO,
Que te lleven invitado
7.8.15
GRASSHOPER. Insectos siguiendo el hype del ramen.
GRASSHOPER, Plaça de la Llana por debajo de Mercat de Santa Caterina en zona de Pretiola.
Vamos de novedades de las buenas. Este local acaba de abrir y tal vez pierda su virginidad virtual mediática ahora mismo. O no, pero paso de buscar en google si alguien se ha adelantado cuando lleva abierto un día. No puede ser, punto, me niego. Nunca se sabe pero tiene que ser primicia porque teníamos chivatazo, por favor! Así están las cosas, si te duermes no haces más que repetir posts que ya se han visto en otros sitios antes y eso jode porque aquí estamos para sorprender y ganar la fama, sudando si es menester, para que nuestro ego se hinche y la gente te reconozca por la calle después y quiera tener hijos contigo aunque sean adoptados.
Nos hemos desviado un poco. Grasshoper es el nuevo local de la familia MOSQUITO y RED ANT. Eso quiere decir cocina oriental medio fusionada y en este caso específica sobre el ramen y otros estilos de fideos junto a un par de platos sin ellos. Una cocina limitada por el tamaño del local y una barra desde la puerta hasta el fondo del mismo en el que acomodar a unas 15-20 personas como mucho a la vez. Claro que se pueden sentar ustedes encima de otras personas pero igual es un lío y tal. Pero oye igual crean tendencia y algunos fetichistas lo convierten en una nueva actividad sexual o algo. Nos hemos vuelto a desviar.
Aquí la carta que comentábamos:
No hay nada más; el resto de la carta es una maravillosa elección de cervezas lámbicas y otras de diferentes estilos de la marca Beercat que parece ser el sponsor exclusivo del local (o socios o algo, seguro). Una apuesta arriesgada si no eres cervecero porque aunque hay vino y esas cosas raras e incluso refrescos orgánicos, veganos y tal, lo que predomina como ya marca el logo del local es la cerveza artesana. Lo sentimos por los talibanes de Estrella Damm y las cañas del Averno.
Abajo, una maravillosa cerveza artesana luciendo como en su puñetera vida podrá hacerlo una industrial.
Sobre la comida, garantía. Mosquito y Red Ant son dos clasicazos de la ciudad y nadie puede no haber probado sus especialidades. En local o en calle. Como muestra este local, la gente de Mosquito tiene un compromiso más que fuerte con el movimiento revolucionario cervecero y siempre están presentes en todas las ferias que se hacen con sus ya hiperconocidos Buns de panceta, pato o cuello de cerdo. Si no los has probado es que te gusta el vino biodinámico o vives en Galicia. Hasta la gente de Sant Pere de Ribes puede llegar a conocerlos, en serio.
Con esa garantía total, GRASSHOPER es una bomba. Un exitazo en potencia sin dudarlo un segundo. Una cena maravillosa a un precio más que competitivo y un local que entra en pugna con los grandes de la escena ramenera como son Ramen Ya Hiro o Koku Kitchen en la parte cuqui mainstream o Shimanto como sleeper robaescenas desde Les Corts. No sé si estamos en la ebullición ya del hype, diría que no, pero igual ahora que las cosas están más tranquilas e imagino que las colas en Hiro van de bajada, esta nueva opción viene a recordarnos que no de modas se alimenta el humano gorderas y que aunque ya no tal, el ramen no nos va a dejar tan fácilmente. En dos generaciones se convertirán en nuestros espaguetis con tomate Solís.
Empezamos con unas gyozas de cerdo maravillosas y que no fueron fotografiadas porque estaban demasiado buenas. Tres. Grandes, contundentes, sabrosas, pasadas por sartén y no hervidas al vapor que eso es de cobardes y un inicio prometedor esperando el ramaná. (Broma)
Y llega. Disculpando la calidad de las fotos porque en el local la luz es tenue o por debajo de tenue. Ideal meterse un palillo en el ojo pero como ahora es moda no ver un carajo o pensar que estás cenando en una sauna del Gayeixample (me cuentan) pues es lo que hay y te aguantas. Por suerte la música bien y al volumen que tocaba.
El ramen de Miso, una bomba maravillosa de sabor descomunal con una carne de cerdo épica. El caldo es el secreto de todo y la potencia del mismo, poco usual de ver al estar equilibrado y no estar directamente salado como suele pasar en demasiados sitios donde confunden velocidad, tocino y bacon inglés. El fideo, en su justo punto de cocción, con cuerpo y sabor, y el huevo, qué decir del huevo... Maravilloso de igual manera y nada cocido para dejar que la yema melosa acabe de influir en ese caldo de los Dioses fideísticos. Una ración descomunal por 8€. Platazo de antología con disfrute y churrupadas varias. Bueno, lo que viene siendo lo normal en esos casos bajo esa premisa.
Cocina minúscula, un cocinero, un par de camareros que atienden la barra (estos días para ponerlo todo en marcha el mismo propietario está poniendo en orden el local), una decoración minimalista escandinava lejos del rococó industrial de otros locales con una barra de madera y unas paredes blancas para un restaurante con muy buena pinta y que en invierno va a ser local de encuentro de frioleros en busca del caldo de la abuela japonesa.
Plano del local con porrón al frente. Díganme otro local que no sea el Celler Cal Marino donde beberse una lámbica así, como debe ser.
Va, mariden y vean, que estamos mu locos.
Vamos de novedades de las buenas. Este local acaba de abrir y tal vez pierda su virginidad virtual mediática ahora mismo. O no, pero paso de buscar en google si alguien se ha adelantado cuando lleva abierto un día. No puede ser, punto, me niego. Nunca se sabe pero tiene que ser primicia porque teníamos chivatazo, por favor! Así están las cosas, si te duermes no haces más que repetir posts que ya se han visto en otros sitios antes y eso jode porque aquí estamos para sorprender y ganar la fama, sudando si es menester, para que nuestro ego se hinche y la gente te reconozca por la calle después y quiera tener hijos contigo aunque sean adoptados.
Nos hemos desviado un poco. Grasshoper es el nuevo local de la familia MOSQUITO y RED ANT. Eso quiere decir cocina oriental medio fusionada y en este caso específica sobre el ramen y otros estilos de fideos junto a un par de platos sin ellos. Una cocina limitada por el tamaño del local y una barra desde la puerta hasta el fondo del mismo en el que acomodar a unas 15-20 personas como mucho a la vez. Claro que se pueden sentar ustedes encima de otras personas pero igual es un lío y tal. Pero oye igual crean tendencia y algunos fetichistas lo convierten en una nueva actividad sexual o algo. Nos hemos vuelto a desviar.
Aquí la carta que comentábamos:
No hay nada más; el resto de la carta es una maravillosa elección de cervezas lámbicas y otras de diferentes estilos de la marca Beercat que parece ser el sponsor exclusivo del local (o socios o algo, seguro). Una apuesta arriesgada si no eres cervecero porque aunque hay vino y esas cosas raras e incluso refrescos orgánicos, veganos y tal, lo que predomina como ya marca el logo del local es la cerveza artesana. Lo sentimos por los talibanes de Estrella Damm y las cañas del Averno.
Abajo, una maravillosa cerveza artesana luciendo como en su puñetera vida podrá hacerlo una industrial.
Sobre la comida, garantía. Mosquito y Red Ant son dos clasicazos de la ciudad y nadie puede no haber probado sus especialidades. En local o en calle. Como muestra este local, la gente de Mosquito tiene un compromiso más que fuerte con el movimiento revolucionario cervecero y siempre están presentes en todas las ferias que se hacen con sus ya hiperconocidos Buns de panceta, pato o cuello de cerdo. Si no los has probado es que te gusta el vino biodinámico o vives en Galicia. Hasta la gente de Sant Pere de Ribes puede llegar a conocerlos, en serio.
Con esa garantía total, GRASSHOPER es una bomba. Un exitazo en potencia sin dudarlo un segundo. Una cena maravillosa a un precio más que competitivo y un local que entra en pugna con los grandes de la escena ramenera como son Ramen Ya Hiro o Koku Kitchen en la parte cuqui mainstream o Shimanto como sleeper robaescenas desde Les Corts. No sé si estamos en la ebullición ya del hype, diría que no, pero igual ahora que las cosas están más tranquilas e imagino que las colas en Hiro van de bajada, esta nueva opción viene a recordarnos que no de modas se alimenta el humano gorderas y que aunque ya no tal, el ramen no nos va a dejar tan fácilmente. En dos generaciones se convertirán en nuestros espaguetis con tomate Solís.
Empezamos con unas gyozas de cerdo maravillosas y que no fueron fotografiadas porque estaban demasiado buenas. Tres. Grandes, contundentes, sabrosas, pasadas por sartén y no hervidas al vapor que eso es de cobardes y un inicio prometedor esperando el ramaná. (Broma)
Y llega. Disculpando la calidad de las fotos porque en el local la luz es tenue o por debajo de tenue. Ideal meterse un palillo en el ojo pero como ahora es moda no ver un carajo o pensar que estás cenando en una sauna del Gayeixample (me cuentan) pues es lo que hay y te aguantas. Por suerte la música bien y al volumen que tocaba.
El ramen de Miso, una bomba maravillosa de sabor descomunal con una carne de cerdo épica. El caldo es el secreto de todo y la potencia del mismo, poco usual de ver al estar equilibrado y no estar directamente salado como suele pasar en demasiados sitios donde confunden velocidad, tocino y bacon inglés. El fideo, en su justo punto de cocción, con cuerpo y sabor, y el huevo, qué decir del huevo... Maravilloso de igual manera y nada cocido para dejar que la yema melosa acabe de influir en ese caldo de los Dioses fideísticos. Una ración descomunal por 8€. Platazo de antología con disfrute y churrupadas varias. Bueno, lo que viene siendo lo normal en esos casos bajo esa premisa.
Cocina minúscula, un cocinero, un par de camareros que atienden la barra (estos días para ponerlo todo en marcha el mismo propietario está poniendo en orden el local), una decoración minimalista escandinava lejos del rococó industrial de otros locales con una barra de madera y unas paredes blancas para un restaurante con muy buena pinta y que en invierno va a ser local de encuentro de frioleros en busca del caldo de la abuela japonesa.
Plano del local con porrón al frente. Díganme otro local que no sea el Celler Cal Marino donde beberse una lámbica así, como debe ser.
Va, mariden y vean, que estamos mu locos.
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