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17.1.12

186. Murakami in Wonderland.


Ya no recuerdo la cantidad de veces que he escrito sobre Haruki Murakami. Siempre bien.

La prosa de Murakami es complicada y es difícil entrar en sus historias. Puede parecerte una tremenda banalidad, una tontería, literatura-ficción simple, se lo acepto. Pero no a mi. Siento la atracción que se puede sentir por la belleza surrealista, por una obra de arte abstracta, por Rothko y por Duchamp; por Perdidos y por Juego de Tronos. Con Murakami, todo cabe en un libro.

El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas (Hard-Boiled Wonderland and the End of the world)

Aquellos que conocen a Murakami por Norwegian wood (Tokio Blues) y simplemente por su mayor best seller sin haber leído nada más de su extensa obra, se sorprenderían del Murakami real. Nada tienen que ver Kafka en la orilla, After dark, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo o este Fin del mundo con el gran Norwegian Wood. Lo que crea Haruki en sus obras es simplemente ciencia ficción de una profundidad difícil de igualar. Ciencia ficción.
Murakami nos vuelve a crear una ficción en dos mundos paralelos, el supuestamente real y el subconsciente. Se adelanta 20 años a Origen, a Perdidos o a Juego de Tronos y su Muro. Esto es así.
Murakami es un creador total, digno de ser objeto de estudio en toda facultad de Medicina en su rama de Psiquiatría por su interpretación del subconsciente, del mundo de los sueños y de los mundos mentales internos que se nos cuecen en la parte más oscura y profunda de nuestro cráneo. No les voy a contar el argumento, nunca lo hago, sólo les digo que entre esos dos mundos, de forma paralela, discurre una obra que me abdujo como lo hacen todas las obras murakanianas, y que sólo pude poner fin a semejante situación terminando en unos pocos días el libro. Imaginación pasada de vuelta, ciencia ficción magistral.
El mundo de los sueños, no sé si el mismo de las ideas platónicas. El yo, el ego, el superego juntos en mi subconsciente. Creando un Muro, para no poder salir de él.

14.5.11

172. Sunset Park, de Paul Auster.

El último libro de Paul Auster es muy grande.
Un libro que parece una cosa pero que es otra muy diferente. Un relato sobre la ocupación de un viejo edificio en Sunset Park, Brooklyn, por un heterogéneo grupo de okupas que nada tienen que ver con los okupas a los que por estos lares estamos acostumbrados (por suerte) que esconde una historia familiar durísima y una tragedia quasigriega. Relaciones paterno/materno-filiales, los papeles de padres e hijos en esas relaciones y mucho amor y cariño es lo que destaca en el libro.
Un libro al que en un principio me costó encontrarle el punto, pero que una vez dentro me pareció una maravilla. Y como padre, lo "disfruté" mucho más.
Se lo recomiendo.
Pero no apto para neófitos en Brooklyn follies.

16.1.11

164. El atrevimiento del ignorante. (Te odio Haruki, con cariño)

Todo me duele. Dolor físico. Correr 21'097 kms debe ser eso.

Tras una semana y media con dudas sobre mi posible participación en la media maratón de Terrassa, finalmente llegó el día y corrí. Mucho. No soy Forrest ni Heile, pero corro lo que puedo e intento dar la talla siempre. La cabezonería extremeña es así. Y mentalmente estaba preparado, mucho. Ésta era mi primera media. Seguramente no la última.
Les explico ahora mis sensaciones vitales en el trayecto infernal matutino-dominguero.

Dudas sobre mi gemelo que pronto quedaron disipadas. Inicio muy lento, poco a poco, sin forzar para ir midiendo la resistencia del mismo. Y aguantando. Tras 3-4 kms ya no pensaba en él. Iba a ser la menos importante de mis preocupaciones.
El circuito fue proyectado por un malnacido, directamente. Pero hablaré de eso luego. Al principio, lo más remarcable fue el ritmo lento y la subida de la Avenida del Vallés, más sencilla de lo previsto gracias al ritmo y porque fue al principio. Conservador.
Los primeros 10kms han sido "fáciles". Me veía a mi mismo como el Bruce Willis del Protegido, pensando si no tendría un don natural gumpaniano para esto de correr. Poderoso y optimista. Que vengan los siguientes 10, pensaba. Puedo con todo.

12kms: 1h10' cuando le pregunto a un poli y me hace casi parar para escuchar sus noticias. Al momento, un espontáneo corre a mi lado en la acera para hacerme una foto. Me doy cuenta de que es mi padre. Estamos al lado del campo Olímpico, en la Abat Marcet. Toca bajada.

Km 15 más menos. Llegan los momentos críticos. La bajada de la 22 de Julio a la Àngel Sallent, corta, es un suplicio. Sientes que te desmontas intentando frenar tu carrera porque no puedes más y el dolor ya hizo acto de presencia hace rato. Y se baja la avenida. Tras un rato, llegas a la Rambla. A subir. Aquí te acuerdas del responsable del recorrido, bajar un rato para subir un ratazo. Pero eso no es lo peor. Tras subir la Rambla esquivando miradas de conocidos que no quieres que te vean sufrir de la manera que sufres, se entra en la parte final, la 22 de Julio de vuelta en dirección a Dona Treballadora. Ya me he olvidado de Bruce, lo maldigo y sólo quiero acabar. Sufro mucho, me duele todo y se hace largo, muy largo. Y aún marca 18kms.

Tramo final. El suplicio. Veo que me voy hundiendo poco a poco y que much@s corredor@s a los que había adelantado hacía rato, me vuelven a superar. Noto que si falta mucho más llego el último...
El amigo Roger me anima en el último kilómetro, al igual que Mayka, en un lugar privilegiado para notar el sufrimiento del corredor. Y ese sufrimiento está por pasar una última prueba...pasar por debajo de la vía y volver a subir una cuesta cuando quedan 500 metros matan a más de uno. El ansia por terminar y el dolor de piernas causan estragos. Quedan metros, pero no acaba...Hasta que se termina.
1h49' cuando paso el arco del final.

Coca-cola, butifarra y para casa que hace frío. La soledad del corredor de fondo. El dolor del atrevimiento. El optimismo convertido en necesidad de que todo termine. Cómo me acuerdo de Haruki.
Que venga la próxima.

27.9.10

159. Pinball, 1973. Murakami en sus inicios.

Una rareza de libro, en varios sentidos.
El primero, es que este libro no se tradujo al inglés fuera de Japón hasta hace un par de años, y eso que es de 1980. Tan solo se podía encontrar en japonés o inglés en el mismo Japón, no fuera. En otro sentido, una rareza en lo descrito por el dios a lo largo del libro mismo.Sobre el argumento, pues no sabría bien cómo definirlo. Trata sobre una máquina de Pinball, sí. Sobre la relación entre nuestro protagonista y ella. Una relación compleja en la que llegan a tener una de las conversaciones más increíbles jamás presenciadas por quien les escribe. Tremendo. Este mismo protagonista se despierta un buen día en su casa flanqueado en la cama por dos gemelas a las que acoge sin saber cómo llegaron a él ni tan siquiera. Un tipo que se dedica a traducir textos al inglés y que en su juventud gustaba de escuchar a gente con cosas extrañas que contar. Y la historia del Rata, un personaje misterioso que es amigo del protagonista y que deambula por la historia, mezclándose incluso con la trama principal aunque viven historias en principio paralelas.
En la historia se encuentran también elementos recurrentes en el posterior y más maduro Murakami, como son los gatos o los pozos, piezas clave en la literatura murakaniana.
Añadir a la genialidad de la conversación entre nuestro hombre y su máquina de Pinball el funeral por una caja de cables de teléfonos al que las gemelas tienen mucho cariño...
Grandísimo siempre. Genial. Incluso en una obra de juventud.

4.4.10

140. South of the border, West of the sun, del ínclito Haruki.

Enésimo comentario en el blog de un libro de Murakami, lo sé. Pero saben sobradamente que su literatura es de una atracción mágica para el que les escribe. Este humilde comentarista bloggero no puede evitar leer al genio, y perseguir de forma compulsiva sus libros allende los mares.
En este caso, Murakami nos ofrece una novela corta, de lectura rápida y sin problemas de realidades o identidades varias. Simplemente la historia de un amor de juventud que se recupera de forma misteriosa, tal y como desapareció. El problema es el cuándo se recupera. Cuando uno ya está casado y con dos hijos, la cosa se complica.
El protagonista vive una infancia marcada por el hecho de ser hijo único a principios de los 70 en Japón (lo cuál era extraño y traumático), y por eso entabla una relación de amistad con otra niña hija única, que además tiene un problema en la pierna que la hace caminar de forma peculiar. Eso enternece a nuestro protagonista hasta el punto de caer enamorado de la chica en cuestión. Pero tras acabar el colegio, sus vidas se separan, aunque el recuerdo, como es normal y preceptivo perdura. Hasta que él se casa, es un hombre de éxito empresarial y sale en una revista. Así, convirtiéndose por un momento en un personaje público, los fantasmas del pasado van a visitarle...
He de decir que Haruki construye en esta ocasión una historia sin más complicaciones de las que en algún momento de nuestras vidas y de forma igual o similar a la planteada en el libro, todos conocemos. Dilemas, oportunidades, momentos propicios o no, qué hacer, qué no hacer, etc. Bajo la música de Nat King Cole.
Un libro que no pertenece a la realidad mágica del autor, pero si a la realidad propia del lector, sin duda.

8.3.10

137. The Wind-Up Bird Chronicle / Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Haruki Murakami.

Cree el genio que está es su obra más acabada, tal vez de la que se encuentra más satisfecho en conjunto. Tras haber leído ya un buen puñado de ellas, no sé qué decir al respecto, sobre todo porque todas me han parecido geniales. Ya tienen las críticas de Norweggian Wood y Kafka on the Shore, además de otras como la de Sputnik Sweetheart, donde ha quedado siempre, de forma clara y meridiana mi más absoluta admiración por el autor japonés. Sigo pensando que es el genio literario propio de la clase media no intelectualoide de nuestro tiempo. Es decir, de tipos como yo, sin grandes pretensiones, pero que gustan de delicadas moderneces fashion cool para sentirse parte de este mundo más o menos in.
En esta ocasión, como en varias de las anteriores, seguimos mezclando realidad y fantasía, realidad y sueño, realidades paralelas y/alternativas. ¡Cómo no va a ser un fan de Lost el amigo Murakami!
600 páginas de novela, sin duda la más extensa de las que he leído, que atrapan y te sumergen en el mundo murakamiano como nunca. Un argumento en el que se complementan un joven en paro, su mujer ejecutiva, una vecinita joven de 16 años, el cuñado poderoso de pasado oscuro, un par de mediums de nombres extraños (Malta y Creta Kano), un exmilitar de la II Guerra Mundial, frente de Manchuria (lecciones de historia impagables), un gato perdido que tiene el nombre del cuñado y que aparece con un año de retraso...Y una casa, un personaje en si mismo, abandonada, con una historia trágica de muertes y destinos fatales. Y dentro de ella, un pozo. O mejor, una puerta. Lo entenderán rapidamente si empiezan la novela...Sueños conjuntos, relaciones virtuales, sueños reales, realidades soñadas. 
Murakami en estado puro. La historia de un amor incomprendido, de una pérdida y de una recuperación. ¿A qué precio? 
Destino. Marionetas en manos de algo o alguien. ¿Por qué? ¿Somos dueños de nuestras vidas? ¿Es real lo que vivimos? ¿Lo son los sueños? ¿Qué pájaro es el que da cuerda al mundo? ¿Y por qué no todo el mundo puede escucharlo?

24.10.09

122. Haruki Sweetheart.


Bien conocen mi pasión por Haruki Murakami. Tal vez enfermiza, lo reconozco, pero no puedo evitar caer rendido ante sus novelas. Y sus temas, siempre atractivos para el que les escribe. Qué le vamos a hacer, cada cual tiene sus debilidades, y una de las mías, de las confesables, es este autor japonés discreto y amante de las maratones.

Ya les he escrito sobre Norwegian y Kafka, sobre After Dark (reseña menor), y sobre su biografía maratoniana. Ahora toca lo último que he leído del genio.
Sputnik Sweetheart narra la historia de uno de esos personajes masculinos propios del autor, del que ni sabemos el nombre ni interesa, pero que no es en sí el protagonista, si no el narrador a través del cual conocemos la historia de Sumire, su mejor amiga, y Miu, la mujer de la que se enamora Sumire. Una relación entre mujeres que acabará de la manera más inexplicable del mundo, pero muy comprensible dentro del universo Murakami. No revelaré más, tan solo que la novela muestra otra vez todo ese universo que parece beber o ser el origen de obras del estilo de Perdidos. No en vano el autor es un absoluto admirador de la serie, y como en la misma, los espacios temporales cambiantes, los planos de realidad diferidos y los enigmas sobre el yo o el ego/superego son recurrentes.

¿Quién es Murakami? Un genio. De eso estoy seguro.

28.8.09

117. Corriendo por la Barcelona del 37. O haciendo la guerra mientras se corre una maratón.

Sesión literaria para el blog. Dos libros bien diferentes para el verano que toca a su fin. Por un lado, el imprescindible de Orwell “ Homenaje a Catalunya” y por otro, el más prescindible de los leídos hasta ahora del mítico Haruki Murakami, “What I talk about when I talk about running”.

  • Homenaje a Catalunya, de George Orwell.

Clarividente, como su 1984. Yo no sé si realmente existe mejor escritor inglés en el S.XX, porque no tengo ni idea de literatura inglesa, pero a mi, personalmente, me encanta este Orwell. Debe estar en el Olimpo de los buenos escritores, junto a Grossman, Lewis Carroll o Dante Alighieri.Si Rebelión en la granja o 1984 son libros básicos para cualquier lector que se precie, a cualquiera que le pueda interesar mínimamente el tema del que trata, la inefable y cansina Guerra Civil, este libro es una joya. Y no sé por qué no es lectura obligada en 2o de bachillerato en nuestros institutos. Una lección de realidad, un golpe en los morros de la romántica propia de la épica popular, lo que sería la realización antiglamourosa de lo que en algunos libros de texto se da como leyenda y como hecho. Una visión real del levantamiento civil dirigido por milicias sindicales y de partido contra el golpe de los militares rancios cuasifascistas comandados por Sanjurjo, Mola y Paca la culona, como afectivamente llamaba el gran Queipo a nuestro dictador nacional, Francisco Franco Bahamonde.

Así, el autor se deja de romanticismo y nos relata una guerra cutre, pobre, sin apenas acción en ese frente aragonés que más tarde seria un volcán en erupción, en lo que serian los primeros pasos de esa guerra entre las dos Españas, entre diciembre del 36 y mayo del 37. Lo mejor es la crítica a la forma de hacer esa guerra, entre ineptos y analfabetos desarmados que tenían que defender una república en la que pocos creian realmente. Empero, el punto álgido del texto se da para mi gusto en lo que serian “els fets de Maig del 37”, cuando los comunistas estalinistas acabaron por tomar el poder dentro de la zona republicana eliminando al POUM (¿la gran esperanza?) y a la CNT. Un complot desglosado paso a paso que deja las cosas muy claras.Tampoco vamos a creer en el contrafactual de pensar qué hubiese pasado en caso de no haberse producido esa escisión entre la izquierda antifascista.
Lo peor de todo, como dice Orwell, es que en aquella guerra poca gente creía en la democracia.
Si no lo han leído, háganlo y aprendan un poco de aquella España que se suicidó en 1936.

  • What I talk about when I talk about running, de Haruki Murakami.

Lo diremos rápidamente: no es una novela. Son simplemente los pensamientos en clave de semiautobiografía de Murakami sobre una de sus grandes aficiones, que no es otra, como habrán adivinado, que correr. Correr maratones, incluso a su edad, rondando ya los 55-60. Algo encomiable sin duda, pero que para un aficionado de sus libros, como hemos ido desglosando por aquí, no acaba de convencer. No engancha. Escribir sobre tus pensamientos antes, durante, y después de correr para que alguien lo lea posteriormente, no es lo más excitante del mundo. Pero aunque me decepcionó al principio, cuando fui acercándome al final me fue gustando mucho más, hasta el punto de lamentar su fin.
Murakami es un grande, una figura peculiar, y este libro lo demuestra. Y nos hace conocer de verdad al autor. Y eso es lo mejor de todo. Sentirme más cerca de Haruki ha sido sin duda lo más gratificante.

Larga vida (y muy sana) al REY.