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15.2.15

PULLED PORK. Hype y realidad. Una aproximación.

 Vigilen con el pulled pork. Si no saben de qué les hablo es porque no han leído este blog últimamente ya que en la entrada de Chivuo's les hablaba de ello someramente. El pulled pork es el descubrimiento de estos meses. Ni butifarras ni salchichas ni ceviches en bocadillo. Apareció de la nada y sin avisar como debe ser en estos casos, para impactar en nuestros humildes paladares deseosos de carnaza (en todos los sentidos). El producto se está empezando a dejar ver por ahí y se percibe una cierta y muy humilde fiebre cerdícola en los locales bocateros de la ciudad. Pero irá a más, seguro, porque cuando se hace bien (y cuesta hacerlo) es una maravilla. El sueño más deseado de cualquiera zampabollos que se precie: comer mucho pan con carne a toneladas, alejándonos de los manidos (y sagrados al mismo tiempo) lomos con queso. Siempre digo que todo es bocadilleable y el sandwich de pulled pork es la muestra de ello; espero ver pronto la ternera del cocido entre el pan o en su defecto un rabo de toro deshuesado entre lonchas de pan rústico.

Estas últimas semanas nos hemos puesto hasta arriba de pulled pork. Y cuando digo nos quiero decir yo. Se han encadenado diversas visitas y ágapes a mecas del susodicho producto y por esto hoy les hablo de él; se lo van a encontrar por ahí y tienen que saber a qué se enfrentan.

La primera parada la hacemos en la Hacienda de Lovefood que tuvo a bien invitarnos a probar su versión del ya legendario pulled pork. Ya saben, el clásico "el mío es mejor", "a que no te atreves a invitarnos a probarlo (psicología inversa, sí), etc. Y ahí caímos.
Tuve el placer además de poderlo desmigar, deshilachar o como quiera que sea el verbo correcto con mis manos con lo que me unió al cerdo una conexión especial que indudablemente marcó mi relación con él. En otras palabras, es el mejor pulled pork de la historia de los pulled pork que yo haya comido jamás (repitan muchas veces pulled pork sin parecer tontainas, va, venga).

 No les puedo contar la receta porque es secreta y debería huir a algún bosque de Canadá a ocultarme si se la explicara, pero sólo revelaré que uno de los ingredientes del macerado del cerdo en el horno es cerveza negra (o en su defecto una Darro Brown Ale de Balate, por ejemplo). El toque es maravilloso, la carne estaba en su punto y el deshilachado manual impecable. El detalle del coleslaw siempre aporta esa parte de "estoy comiendo vegetal" que tanto gusta en los USA. Y que está buenísima y podría ser comida nacional en mi casa.
 Maravilloso sin paliativos. Un bocadillo estelar que lo tenía todo. Cantidad, calidad y mucho cariño puesto ahí.

¿Pero quién inició esta moda o este hype del cerdo desmigado? Pues ni idea, pero yo lo conozco y me enamoré con Chivuo's. A nivel de locales no hay quien les pueda toser en este producto (y eh, he ido a dos). Su bocadillo, muy cercano al que les comentaba anteriormente, es una pasada total. Aquí tienen la versión que sacan a pasear a eventos y mercados modernos en general y el que sirven en su pequeño y necesario local de Gràcia. Su pulled pork y su coleslaw. Todo muy canónico, académico y paradisíaco.
 Experiencias maravillosas entre pan. Muy dignas y muy gourmet, sin que vengan las estrellas a avisarnos de que los bocatas molan. Pues claro, si no lo sabíais antes es que igual sois vosotros los que no molais.

Pero claro, ¿qué pasa cuándo algo se convierte en, perdonen el insulto, "tendencia"? Pues que se tiende a copiar o tiende a inspirar ideas en los demás. Y así, el pulled pork de Chivuos (por ejemplo) es homenajeado en otros sitios pero sin la gracia ni el arte mínimos. Y te encuentras algo tal que así:
Se anuncia como pulled pork y se vende como tal, pero no lo es. Pasa demasiadas veces y es un poco un engaño (a sabiendas o por desconocimiento). No vamos a mencionar la ensalada a la Pollock o las ínclitas patatas congeladas de menú, porque en este local de Enric Granados he disfrutado grandes hamburguesas en el pasado, pero ya no. Hace meses que WOW! dejó de ser una visita guarril obligatoria y volví por el anuncio del cerdo, por curiosidad a ver qué encontraba. Y encontré una especie de kebab, digno, pero kebab en bocata.
Nada malo, sabroso, con su cheddar amarillo plasticoso de ensueño y un pan de hamburguesa clásico, pero con la puñetera rúcula que os podéis meter donde os quepa y sobretodo con un corte y un rostit que no se corresponde con lo que debería ser el pulled que se anuncia. Es otra cosa, cambia el nombre. La Pepsi no es Coca Cola ni el ceviche es bacallà desmigat, así que aplícate el cuento. 


Además, decir pulled pork es complicado, no jodamos. Busquemos otra forma entre todos y seamos más felices y menos alienados culturamente.
Aplaudimos el pulled pork y lo amamos pero queremos que se hagan cosas con sentido. La realidad es que se está trabajando muy bien por ahí y hay que valorarlo, pero no caigamos en la trampa del hype sin sentido. Don't believe the hype decían los clásicos. Hagan caso y busquen realidades.

7.1.15

CANTINA MACHITO. Que se sienta el power mexicano.

CANTINA MACHITO, Torrijos junto a Verdi Park, no reservan y te metes cuando acaba la peli. Barcelona en Gràcia.

La gastronomía mexicana, de todas las cocinas de México, vive en Barcelona una cierta época de esplendor hipsteriano de la mano de restaurantes con clase que reinventan (imagino) conceptos ya presentes desde hace mucho tiempo por estos barrios condales. Vaya, que restaurantes mexicanos ha habido desde hace mucho tiempo pero ahora están de moda porque ya saben. Y nos alegramos del hecho, sin duda alguna. Se abren muchos locales pero otros son verdaderos clásicos de la escena barcelonesa. Y el que nos ocupa está en esta categoría; no debe haber aficionado a esta gastronomía de reminiscencias aztecas o mexicas que no se haya pasado por allí. Yo, como siempre, tarde pero bien.

Cantina Machito es un clásico de la escena pre o after Verdi y esa mística ya nos atrae. Qué le vamos a hacer si vamos de culturetas gafapastas (aún se lleva el término?) a ver películas en VO... En todo caso es un clásico junto a otros restaurantes del mismo grupo como Teicawey o Chido, también sitos en el mismo barrio. Un emporio al alcance de Moctezuma y poco más. Así, en una sesión junto a Interstellar nos decidimos a debutar en Cantina Machito por todo lo alto, a pecho descubierto y por si nos perdíamos como McConaughey en la peli. Un homenaje. Y es que sigo sin hacerme a los términos gastronómicos que se manejan al uso. Nunca acabo de saber qué son Chilaquiles, enchiladas o quesadillas, o la diferencia entre ellos. Pero con voluntad y hambre, sin miedo porque todo, bien hecho, está de morirse.
Seguramente la razón por la que me gusta tanto la comida mexicana es porque siempre puedes comer mucha carne entre tortillas, a modo de bocata, con lo que el Paraíso Terrenal se siente mucho más cerca.

 Teniendo en cuenta que nos encontrábamos en medio de los excesos navideños, sabíamos que no podíamos pasarnos demasiado con esta cena. Así, moderamos o creímos moderar la comanda para no salir rodando o dejarnos demasiado dinero tras los 20 pavos del cine. Cantina Machito no es un local barato y hay que tenerlo en cuenta. Eso sí, es ideal para compartir entre muchos y eso amortigua el golpe. Hablo de salir a unos 20 y algo € por cabeza si vigilan y son mesurados, como fue nuestro caso.

Empezamos con un clásico que al final se nos hizo largo. Los Machitos a 9'5€ que eran una salvajada de cantidad. Aunque bien por el precio, claro. Acompañando, una marmita de cheddar del que tiene la curiosa habilidad de convertirse en plástico en cuanto se enfría (lo conozco bien de mi pasada experiencia como trabajador de multicines y de tener que limpiar sus efectos...). Una guarrada de las que me encantan, qué le vamos a hacer. Eso sí, puedes acabar hasta el moño del plato. Y se lo pueden ahorrar porque te ponen unos totopos cortesía en la mesa que luego puedes dipear con las salsas de los otros platos. Sin duda, fue lo único que sobró en la cena y no porque no nos gustase. No teníamos tanta hambre.
 Luego llegó la Orden de Antojitos, 15€. No es barato, ya les digo, pero la cantidad es generosa y entre dos se ventila sin problema. El único pero al plato es el bocado más oscuro. Una textura de la tortilla, si lo fuese, demasiado empalagosa o humeda con un relleno que no nos acabó de convencer. No puedo precisar qué era porque no conozco el término ni se nos presentaron los platos al modo estrellas Michelin. El resto, delicioso.

 Para finalizar y mostrar la ignorancia definitiva, la Orden de Tacos. Lo mejor de los tres platos, pero que es muy parecido al anterior (13€). No es lo mismo, pero casi que sí. De ahí mi proclama de ignorancia. Si los antojitos y los tacos son tan similares y lo hubiese sabido antes... Pero disfruté como un animal de bellota, no nos vamos a engañar. Sin discusión sería una elección a repetir. Acompañan a los tacos varias salsas, mazorca y frijoles negros. Claro, no quedó nada aunque a éste, y tras el baño de cheddar y los antojitos, llegábamos con la reserva mínima estomacal. Pero nunca hacemos prisioneros.

Una experiencia a 22€ por cabeza contando un par de Modelos y del que hubiese sacado el entrante y cambiado el segundo. Pero el tercero, todo para mi, por favor. 
Machito es una muy buena opción. Moderación y a por ellos, porque las tortillas y las carnes como la Tinga o la Cochinita (amor eterno) nunca decepcionan. 
Todo es bocadilleable, recuerden.

21.12.14

CHIVUO'S. El poder del Chivo y de las barbas.

CHIVUO'S, Torrent de l'Olla por encima de Lukumas, Gràcia artesana, Barcelona.
 No era intención postear esto con estas fotos que verán aquí debajo. No era intención actualizar con un post de una visita ya alejada en el tiempo. Pero no podía olvidar de forma intencionada este local, una de las agradables sorpresas en la ciudad en este final de año. No es que hayan abierto esto días, pero es un espacio joven y que aún crecerá mucho más, porque se percibe a primera vista. Hay talento y buen hacer, humildad y productazo.
Chivuo's, ya lo habrán intuído, es un local de bocadillos de categoría extra. Aquí tienen su breve carta y los precios. Comedidos y al alcance de todos, lejos de lujos modernos de discutible ética. La razón por la que estoy escribiendo esto y ustedes leyendo ahora mismo es que ayer mismo volvimos a tener la revelación del chivo en un evento moderner como pocos que más tarde les relataré. Pero la idea es la siguiente: en Chivuo's se come de maravilla y se bebe a la altura porque, Oh sí, tienen cervezas artesanas como mandan los cánones. Lo siento amigos, han llegado para quedarse, así que vayan olvidándose de la "cerveza" genérica que nos han colado durante demasiados años. Bebamos como comemos, bien, de verdad.

La noche de la visita a Chivuo's, con el descubridor del local y uno de nuestros enlaces en Gràcia, no fallamos en nada. Llegamos justo cuando una mesa quedaba libre, el local es pequeño y les tocará compartir mesa si se despistan, y las elecciones de la noche fueron un pleno sin discusión. Sólo decir que desde entonces no echo de menos la omnipresente hamburguesa, sino que me he hecho seguidor de la secta del cerdo desmigado (Pulled Pork para los puristas de Wisconsin). Luego corroboro. Aquí lo tienen con su salsa barbacoa y su coleslaw o ensalada americana de col, otra de mis grandes debilidades desde siempre. Un bocado de orgasmo cerdícola y colero. Uno de los bocatas del año.
 Patatazas al nivel, como pueden ver y que vienen como acompañante en la bandeja. La sublimación del arte de la patata, y como buenos comedores de las mismas, felices en que la gente ya de forma masiva haya abrazado el arte de la patata natural y la fritura com cal. Porque a ver, no costaba tanto...
La hamburguesa no la probé porque estaba adorando a mi nuevo Dios, pero vaya, por la pinta y las caras tipo Meg Ryan en Katz de mis acompañantes, no está nada, nada mal... Con su inseparable bacon crujiente!!
 El pollo a la parrilla sí que pude testearlo brevemente y la verdad, qué decir que no haya dicho ya. Pues más buen pollo y menos trufas en los menús pijeras. Y qué pan, maravilloso. Y la mayonesa de aguacate...
Así fue nuestra triunfal visita a Chivuo's local hace ya demasiado, pero es que ayer en uno de esos eventos modernos mezcla de mercado de artesanía, comidas, peinados imposibles y plató de fotos para Instagram como fue el All Those Food Market (nombre en inglés obligatorio por si hay cobertura de la CNN) en el maravilloso claustro de la UB. La verdad es que fue una experiencia más que recomendable, básicamente porque nos encontramos otra vez con esta gente y nos volvimos a meter un pulled pork a 4€ maravilloso. 
Creo que el pulled pork es la sentencia a mi frase "todo es bocadilleable". Carne como la que podrías encontrar en unos canelones nada tradicionales, pero en un bocadillo. El sueño de todo gorderas.
LA MARAVILLA. Y hasta aquí. El cerdo desmigado es EL camino.



8.11.14

TAVERNA HOFMANN. La garantía de la marca Mey.

TAVERNA HOFMANN, Girona con Diagonal, Barcelofmann.

Podría haber titulado este post con un escueto "Esta gente lo hace todo bien" y me hubiese quedado tan ancho, pero no es preceptivo tomarse esas licencias con los Grandes. A Mey Hofmann se la debería reverenciar por casi todo pero si tuviese que escoger algo que nadie más hace o al menos no como ellos, sería ese maravilloso croissant de mascarpone que elaboran en su obrador del Born. Podría hablarles de su restaurante con estrella, pero la verdad, el croissant es más barato y lo hemos catado de verdad y lo conocemos. Pastelería, restaurante con estrella, Taverna a precios más bajos (que no populares del todo) y algo más que nos dejamos, seguro. Y todo con un sello muy personal. 

Evidentemente por esta cuestión que pesa siempre en nuestras decisiones, la del precio, arribamos a Hofmann porque unos familiares nos habían invitado, por supuesto. Saben de nuestro gusto por el bocata, la hamburguesa, el pastrami y demás manjares a precios más reducidos. Sólo nos permitimos locales con clase y glamous cuando alguien civilizado nos lleva de la mano. Entonces le enviamos un "fuck you" kaspariano a los bocatas y nos sentimos muy bien. 

Hofmann fue una cena maravillosa (no sólo por la invitación) en todos los sentidos. Un local agradable sin gilipolleces violanescas (cuánto daño ha hecho), un ambiente tranquilo, un servicio encantador y una comida de primera. Sin artificio, sin engaño y sin fórmulas o menús para compartir para ahorrar en las que luego no se ahorra. Aquí los precios y la carta.
No hace falta comentar que nos hubiese encantado poder testear muchos más platos de la misma. En especial los arroces y el cap i pota, del que soy devoto cofrade.
Empezamos con un pan elaborado por ellos mismos que era una absoluta delicia. Me uno a la pregunta del señor Arenós en el sentido de que sólo les falta una panadería para cuadrar el círculo... Alta categoría y un romero que le daba ese toque. Ése.
Compartimos después unos entrantes humildes pero resultones aunque de dispar éxito. Muy buenas las croquetas de pollo. Nivel alto. 5 unidades a 7'5€.
Bien aunque sin ser excelentes para nuestro gusto los buñuelos de bacalao.
Algo flojas, tal vez lo menos afortunado de la cena, las patatas bravas. Al ver el exceso de salsa avisaba cual animal exótico venenoso: mejor no tocar demasiado. No es que fuesen malas ya que la patata en sí era correcta, pero tanta salsa y no ser gran cosa por sí misma, hacían descender la calidad del conjunto. Vaya que las pueden pedir sin problema e incluso pican como deben, pero esperaba algo mejor, más acorde al resto del conjunto y principalmente a los segundos platos.
Para finalizar los entrantes, unos bocaditos de Pulpo con milhojas de patata y pimienta roja. Increíble textura y sabor del octópodo. No son gallegos pero qué forma de trabajarlo. Una ración pequeña pero un conjunto de quitarse el sombrero hipster que llevan puesto ahora mismo. Mención especial el recipiente en el que lo sirven, una especie de media botella de vidrio muy curiosa.
Y pasemos a los segundos; en especial a los dos de los que guardamos foto digna. Un mar i muntanya, un dueto de alta calidad que justificarían la visita a la Taverna por sí mismos.
Yo, no podía ser de otra forma, opté por la carne tras un intenso debate interior por si no debiera escoger el pescado. Pero qué leches, a quién vamos a engañar. Opté por una de las sugerencias del día, el Garrí acompañado de plátano frito. Puro espectáculo, puro amor a la brasa, una pieza por la que convertirse al carnivorismo. En su punto, delicioso, crujiente donde debía y tierno en el resto. Maravilloso sabor, punto de cocción, técnica y resultado final. Para repetir.
En un nivel similar, la opción pescadera: Bacalao con alcachofa, boniato y pil-pil de vainilla. Sí, han leído bien, vainilla. Delicioso sin discusión. Muy bien el punto de la alcachofa, pero el del bacalao maravilla hecha pescado. Desgajándose poco a poco inmerso en una baño de suave vainilla. No lo creerían.
Para el final, los vasitos de postre. Especialidad de la casa. Presentados en una gran bandeja una gran variedad de los mismos, en este caso nos decantamos por un yogur con fresas del que no hay foto y por un tiramisú ligero y delicioso como el que nos acompaña aquí. Qué decir del tiramisú que no sepan ya... Se pide siempre y punto.
Como ven, la Taverna Hofmann es versátil y está al alcance de casi todo el mundo. Siempre se debe vigilar con las bebidas y los postres y la cuenta no se disparará. Sé perfectamente que es difícil hacerlo, pero si beben sin vino y mesuran el final de la comida, se puede salir por menos de 30€ y disfrutar muchísimo. Si no, pues sobre 40. Ustedes mismos.
En nuestro caso volveremos cuando cobremos los atrasos porque ya estamos saliendo de la crisis, que lo han dicho en la tele. Gran experiencia.

6.8.13

La Pubilla. Ya está crecidita y trae un pan bajo el brazo.

LA PUBILLA, frente a una puerta del Mercat de la Llibertat, Gràcia Town.

La Pubilla es un clásico. Un incunable de los buenos. Míticos son sus esmorzars de forquilla y su menú, sobre todo porque poca gente lo ha probado...Bueno, exagero mucho para decir que yo lo he intentado dos veces a horas tan intempestivas como las 13'30h y nada, sin sitio. Así que sigue siendo un misterio aunque algo nos dice que vale bastante la pena.

En el caso que nos ocupa la cita era mucho más temprano y con otro propósito. Bueno, un par de ellos. Primero desayunar, que es una costumbre a la que tengo bastante cariño como ya saben y a la que no falto ningún día. Y segundo es que era una cita/akelarre con otro par de bloggers con muy buen gusto y talento gastronómico: los grandes Víctor y David. Había que escoger un local de garantías sí o sí. Y sin duda La Pubilla lo es. Nos pusimos de acuerdo muy rápido. Como en casi todo.

El local en sí es del tipo viejuno moderno, es decir que combina una estética clásica vintage (...) con toques actuales y de cierta tendencia, como fotos sugerentes en las paredes, pósters o colecciones de revistas de gastronomía en los estantes. Detalles. (Local abierto desde 1912)

Este es el menú que se ofrece por las mañanas. Brutal y descarnado espectáculo. No se hacen rehenes y no se negocia con terroristas. Se va a por todas y no se admiten cupcakes ni tortitas. Si se admitieran ya no sería un esmorzar de forquilla, sería otra cosa. Y aquí la cosa está clara. Se come muy bien y a un precio más que aceptable. No son los dos euros del café con leche y croissant, pero es que la comida tampoco lo es. Sin miedo.
 Hemos ido un par de veces y hemos salido más que satisfechos. Por menos de 10€ desayunas-comes y te tomas algo. Vayan a las 11 de la mañana y ya tienen la comida hecha. Luego cenan a las 19h y pueden sentirse nórdicos por un día. Si vuelven a tener hambre a las 23h, ya no es culpa nuestra, busquen un Seven Eleven como en las pelis americanas de antes.

En mi primera visita me agencié este clásico de Ous ferrats amb butifarra negra. Hay que reivindicar mucho más estos platos. Hay que pedirlos más. Hay que ofrecerlos más. Hay que comerlos más. Fue una experiencia orgásmica viejunil, retrotraído a esa infancia pueblerina rodeado de morcillas colgando. Lo más. Un desayuno más que de campeones. Sin menospreciar el arte del huevo...Así se hace un huevo y así se disfruta, pudiendo mojar y remojar en ellos. Para eso es un huevo. Si no, ¿de qué?
 El pan en La Pubilla es otra maravilla. Por culpa de esta manía de ser un indocumentado no pregunté de dónde lo traen, pero es de alta calidad e ideal remojamiento huevil.

En la última visita opté por los magnos huevos y la Terrina cruixent de peu i morro. Sin palabras. Hice caso a otro gran comedor de esmorzars de forquilla y no falló. Garantía. Un más que platazo para mojar, revolver los huevos y sobre todo disfrutar mucho. Ya saben que lo hago por ustedes.
 Al fondo el mítico pan requemadete.
En la ocasión que me acompañó minibagel se tomó unas buenas salchichas con patatas y no dejó casi nada...No se puede negar que es hijo mío aunque haya salido más guapo que quien les escribe.
La Pubilla es un local interesante. Aunque las cantidades, según leo en otras crónicas, no sean muy grandes, la verdad es que la posibilidad de poder comerte un par de huevos fritos con butifarra cualquier mañana y de esa calidad es algo que tiene que pagarse por algún lado. Yo lo he hecho encantado las dos veces que he ido. Un servicio atento, sin agobiar y sin parafernalias, discreto, efectivo y a comer.

Recuerden que siempre nos decían que el desayuno era la comida más importante del día. Pues a rajatabla, a cuchillo y a tenedor. Larga vida.

5.3.13

RAMEN-YA HIRO. Esto es Japón. Y hay tante gente como allí.

RAMEN-YA HIRO, C/Girona entre Rosselló y Còrsega, Barcelona, Prefectura de Catalunya.

El local que hoy les presento en este humilde espacio les va a sorprender más bien poco, a juzgar por las largas colas que se forman en el mismo desde el día 2 de su inauguración. Dicho de otra forma, seguramente ya lo conocen o han oído hablar remotamente de él. Incluso ahora que lo pienso, yo mismo se lo mencioné en el post de Shi Man To (a tener en cuenta) hace unas semanas. Y otros blogs se adelantaron porque fueron cuando tenía que irse.
El ramen está muy in en la ciudad y este pequeño y acogedor restaurante, a la par que bullicioso, es su representante de moda y de la moda. Y de fama bien ganada. Es una delicia poder entrar en esta especie de taberna trasladada desde algún barrio nipón hasta el límite entre el Eixample y Gràcia y ver como se agolpan turistas (o no) de esa misma nacionalidad en su estrecha barra. Japoneses en un japonés 
siempre es una buena señal.
Como les comento, es un local pequeño. Mesas en espacios reducidos y barra con vista a la cocina y en primera persona para 5 ó 6 clientes. Estrecheces varias no aptas para los que se puedan quejar de lo mismo. Avisamos. Es pequeño, estrecho, ruidoso...y hay colas de una hora. Sí, hasta una hora se ha esperado la gente para poder deleitarse con el ramen que sirve el Hiro del nombre del local. No siempre. Yo tuve la suerte de llegar a las 3'10 (cierra teóricamente a 3.30) y esperar sólo unos diez minutos a que hubiese un hueco. Suerte, porque ya había habido otras dos intentonas que acabaron en nada por la cola de la puerta que les decía antes.

Pero pude entrar, sentarme junto a dos señoras maleducadas que no dieron ni las gracias cuando tuve que levantarme de mi asiento y apartarme un metro para dejarlas salir de su mesa, y disfrutar mucho, mucho, de un ramen bastante espectacular que les recomiendo desde ya.

Elegí la combinación entrante + ramen y bebida que salía por 10€ y para empezar escogí un onigiri con frutos rojos que aunque parecido, tenía poco que ver con el probado en Can Kenji (en mi opinión, mejor por el sabor del rissoto). Este onigiri, generoso como ración, no dejaba de ser arroz con nori sin más matices, pero no por eso no recomendable. Me gustó, no voy a dejar espacio a la duda.
Y el ramen, Oh el Ramen. El Grial de los fideos en Barcelona. El motivo de horas de cola. La hipérbole del noodle. (Exagero un poco, espero se note)
Y el caldo de miso en el ramen. Ese caldo es la vida. Potencia descomunal, sabor intenso y experiencia total. Para acabar de redondear el tema, una cantidad más que respetable. Lo que sería un platazo de caldo con fideos japoneses.
No puedo esconder que me encantó el plato. Los diez minutos de espera y la estrechez (iba solo) no me importaron en absoluto. La experiencia se pone por encima de los inconvenientes. En este caso, además a un precio más que asequible por unos ramen artesanales (7.5€ plato único).
En su carta podrán encontrar más variedad de platos, yakisoba, gyoza, entrantes varios, ensaladas y demás. Pero sinceramente creo que hay que ir por el Ramen, con caldo de soja o de miso, el que más gusten.
Si es que lo pone en el nombre del local, ¿qué van a pedir? El día que se pueda ir con tranquilidad, volvemos, lo prometemos.