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26.8.15

tresmacarrons. Top rotundo y absoluto en El Maresme.

TRESMACARRONS, Avinguda del Maresme 21, El Masnou junto a la ínclita N-II.

 No se puede negar que nuestras visitas al Maresme estos últimos meses no hayan sido todas grandes éxitos. Nos dejamos guiar y nos llevan a locales de verdad donde disfrutar de grandes comidas, cenas y lo que surja. Esta vez la cosa fue una visita con clase que me dejó literalmente alucinado. Un viaje al Masnou como nunca había sido, a descubrir una cocina tradicional revisada con toques geniales que al grito de menú de mediodía a 24€ se convierte en un imprescindible y top 5 de menús a los que perseguir al centro de la Tierra directamente si hiciese falta.

Tresmacarrons es un clásico pero de los outsiders, de los locales francotiradores a distancia de la capital. De esos locales que de estar en Barcelona estarían de boca en boca de cualquier persona de buen gusto día sí y día también (y ojo, que ya lo está bastante). De esos locales humildes donde se trabaja mucho y nadie se da ningún aire. Familiar, agradable al máximo y te hacen sentir como en casa (sólo vale si ustedes están bien en casa, claro). Gente trabajadora, mucho, e incluso contra los elementos y cocina de nivel superior.


Y con esos detalles que me gustan. Una variedad de cervezas artesanas brutal, de nivel y con botellas raras incluso. Lástima que llegamos dos días antes de cerrar por vacaciones y estaban bajo mínimos en las neveras, pero acertamos con la elección, como pueden ver. Qué colores.
 Vayamos al menú que es lo que han venido a ver, complementado además con un canelón fuera del mismo que hizo saltar las alarmas del top canelonil que llevo hace años. Centrémonos.
Para empezar un ESPECTACULAR Huevo a la plancha con puré de patatas, tripa de bacalao y refrito de ajos. Uno de los platos del año para quien les escribe, sin exagerar. El huevo y la suavidad y cremosidad del puré, increíbles, pero la tripa de bacalao sublime, celestial, divina y más adjetivos ñoños que quieran. Muy serio esto. Una textura especial tal vez no apta para no iniciados, pero que deberían probar de todas todas.

 Quiero todos los días. Mucho.
 Tras el primero, llegaron los segundos, que también fueron cosas muy serias. Aquí probamos dos diferentes, por eso de compartir y probar.
Por un lado, el "Abanico" ibérico cocido a baja temperatura con patatas, butifarra y olivas negras. Muy tremendo, con una carne al punto de cocción que te hacía ver las estrellas abutifarradas. Qué bien pensado todo, oye. Esa especie de trinxat como base... Madre mía.

Para demostrar mi teoria de que todo absolutamente es bocadilleable, una prueba, in situ, en un local con clase (la que me falta, obviamente):
 El otro segundo, una maravilla simple y espectacular. Unos escamarlanets (me gusta más que cigalitas) con aceite de ajo y perejil que hacían amar el plato a cualquier alérgico al marisco o a lo que fuese, porque no se podía uno resistir. Qué calidad, qué buen hacer, qué sabor y qué maravilla de cassoleta. Jamás comí unos mejores y eso que de no comer ninguno en años he pasado a ser un amante de estos sabrosos bichos más feos que Aznar sin camiseta.
 Escamarlanets aniquilados para gozo y disfrute de quien les escribe (lo siento por ellos, la verdad, me sabe mal, pero ellos no).
 Antes del postre, el canelón en bechamel de ceps y con múrgulas (colmenillas) que nos ventilamos más contentos que Aznar viéndose a sí mismo sin camiseta. Maravillosa textura de la carne y una bechamel de nivel de las que invitan a mojar mucho pan en el plato. Ese caldo base sabroso en el plato... Qué canelón, qué recuerdo tan cremoso. No falló nada en la comida. Nada.
 Para los postres, el melocotón al vapor con caramelo y chantilly como dignísimo final. Suave, cremoso, suave, con clase como esos de la Jet que duermen de raso.
 Y el cheesecake de la casa, una revisión del clásico muy sui generis que bordan como todo lo que hacen. 
 Los postres, de nivel, pero los platos están en un nivel superior tipo estratosfera que sorprenden al desprevenido barcelonés que se las da de enterado. Además de platos dan sopas con onda a muchos de los estirados propietarios de locales bluff de la capital. Y no se quejan tanto de no salir en los medios, seguro.
Hagan caso y si no han tenido la suerte de ir, pasen y vean que esta gente trabaja bien de verdad, son encantadores y lo van a disfrutar. Ya les avisé.





14.6.15

LA MARINETA. Descubriendo el Maresme más allá de Espinaler.

LA MARINETA, Mataró del Maresme, C/Cuba 76 y no es complicado llegar.

Mucho tiempo ha pasado desde la última actualización y la verdad es que no les voy a contar demasiado al respecto del porqué del tema. Uno pretende ser el Salinger de los blogs por alguna cosa y aunque hay blogueros mucho más indies que yo, había que hacerse el interesante de alguna forma sin caer en la trampa del olvido, que ya empezaba a estar cercana... Olvido por su parte de mí y mío de recordar cómo carajos se llena una página diciendo tonterías sin tener ni idea de nada y que te sigan leyendo o al menos visitando la página. En todo caso, ecce vuelta.

Y para la vuelta una sorpresa. Un local alejado del mundanal ruido, focos y demás tonterías, pero que no es ninguna exclusiva ya que el admirado señor Regol lo tiene en su blog hace unos meses. No se puede innovar ni yendo a un rincón perdido del Maresme. Yo antes molaba. Creo.
Mataró, La Marineta y un local pequeño pero encantador. Pueden ver el interiorismo y el toldo de Estrella en el mencionado post regoliano, así como leer la historia del chef tras este proyecto de éxito.

Con buenas referencias y bastante hambre nos presentamos una tarde-noche en tan acogedor y algo estrecho local a ver qué resultaba del chivatazo. Por suerte nos sentaron en la pequeña barra que tiene el encanto de estar cara a la cocina y alejada de las estrecheces de las mesas que se llenan siempre, tanto al menú de mediodía como por la noche. No vayan sin reservar, avisados.

Elegimos un montón de platos y tuvieron a bien convencernos que eliminásemos uno del total porque ya era bastante y la verdad es que estos detalles siempre se agradecen para que no sobre comida ni se hinche la cuenta innecesariamente. Honradez aunque chuleamos con aquello de "somos de buen comer...".
El inicio, Cracker "Boquerón de Santoña" por un lado y anchoa del Cantábrico por otro. Poco se puede decir ante semejante producto. Se disfruta el bocado y se echa un falta un pan algo más sabroso que este tipo sardo, que personalmente me deja más frío que la última peli de Woody Allen. Buen tomate, buena combinación y abriendo compuertas.




Tras el aperitivo llegaron los platos "PALABRAS MAYORES". Muy brutal esto que tienen aquí abajo. Calamarcets d'Arenys amb butifarra negra d'Argentona. ¿Cómo se os queda el cuerpo? Pues deberíais porque esto es muy grande. Un plato total al que sólo falta ir en bocadillo. Lo siento, he vuelto al tic bocatil de cada post pero es que ya me conocen. Uno de los platos del trimestre, el mar i muntanya versionado para mejorarlo. Espectacular combinación y ese allioli de tinta por encima... Muy bestia y necesario. Hitazo y tiro seguro al que sólo le recomendaría restar dulzor en la base porque sencillamente no le hace falta al plato. No quiero decir lo empeore, pero mejoraría sin él en mi humilde opinión de ignorante. Crujientes de remolacha para dar el toque vistoso.
Maravilloso trio negro sobre blanco sobre negro.
Ración contundente. (14'90€)
Para no decaer, unos huevos estrellados con jamón Pura Raza. Otro espectáculo con patatas de verdad al que hubiese añadido otro huevo más para hacer de él un plato leyenda. Maravilloso, no se puede negar y es que unos huevos con patata JAMÁS fallan. Eso es así.


Como penúltimo plato, Ramen (a la mataronina) que son con cansalada y vegetales. Pensé por el color del caldo que no iban a ser muy potentes pero la verdad es que me sorprendieron por sabrosos. Bonito detalle del caldo para servir a parte en el bol preparado con la mezcla de los ingredientes. Bueno, bonito pero menos barato de lo que nos gustaría (12'90€). Acompañan el ramen además con unos dumplings muy gustosos (ahora que lo pienso, estaba allí la cansalada o en el plato?)
Acción de ramenar, detalle. Era algo escéptico ante lo que podía salir de este plato pero me convencieron totalmente.
Por último y en exclusiva para mí, uno de esos platos feos del carajo que pocas veces salen bien en foto: Callos como enseñaron al chef a hacerlos en Madrid (sic, trabajó con Freixa allí). Una pasada de callos con sus garbanzos y una salsa para remojar un kilo de pan de Triticum (que sirven aquí). Muy potentes y ración generosa también (8'9€). 
Para el final y por cuestión de tiempo erramos el tiro en el postre pero no por la calidad. Vasos de Hofmann a 5'50x2 salen 11€ de postre. Demasiado y contra mi religión, pero los pedimos sin mirar el precio y en plan "sí, eso mismo" y fallamos. Pero eso sí, el de merengue, chocolate blanco y no recuerdo qué más en el fondo estaba muy bueno. No podía fallar. El de Yuzu algo más discutible pero sin ser un error, faltaría más.
 Aquí la carta completa con precios y títulos cachondos.

Una excursión completa, un triunfo sin paliativos y una cena que sin los postres hubiese salido por unos 30€ por persona. No es barato, pero es que esto no es un local cualquiera como el prejuicio nos puede llevar a pensar por estar donde está. Es un diamante escondido en el corazón del Maresme que habla de igual a igual a cualquier buen restaurante de la capital. Bien por ellos y su buen hacer. Éxitos.

8.11.14

TAVERNA HOFMANN. La garantía de la marca Mey.

TAVERNA HOFMANN, Girona con Diagonal, Barcelofmann.

Podría haber titulado este post con un escueto "Esta gente lo hace todo bien" y me hubiese quedado tan ancho, pero no es preceptivo tomarse esas licencias con los Grandes. A Mey Hofmann se la debería reverenciar por casi todo pero si tuviese que escoger algo que nadie más hace o al menos no como ellos, sería ese maravilloso croissant de mascarpone que elaboran en su obrador del Born. Podría hablarles de su restaurante con estrella, pero la verdad, el croissant es más barato y lo hemos catado de verdad y lo conocemos. Pastelería, restaurante con estrella, Taverna a precios más bajos (que no populares del todo) y algo más que nos dejamos, seguro. Y todo con un sello muy personal. 

Evidentemente por esta cuestión que pesa siempre en nuestras decisiones, la del precio, arribamos a Hofmann porque unos familiares nos habían invitado, por supuesto. Saben de nuestro gusto por el bocata, la hamburguesa, el pastrami y demás manjares a precios más reducidos. Sólo nos permitimos locales con clase y glamous cuando alguien civilizado nos lleva de la mano. Entonces le enviamos un "fuck you" kaspariano a los bocatas y nos sentimos muy bien. 

Hofmann fue una cena maravillosa (no sólo por la invitación) en todos los sentidos. Un local agradable sin gilipolleces violanescas (cuánto daño ha hecho), un ambiente tranquilo, un servicio encantador y una comida de primera. Sin artificio, sin engaño y sin fórmulas o menús para compartir para ahorrar en las que luego no se ahorra. Aquí los precios y la carta.
No hace falta comentar que nos hubiese encantado poder testear muchos más platos de la misma. En especial los arroces y el cap i pota, del que soy devoto cofrade.
Empezamos con un pan elaborado por ellos mismos que era una absoluta delicia. Me uno a la pregunta del señor Arenós en el sentido de que sólo les falta una panadería para cuadrar el círculo... Alta categoría y un romero que le daba ese toque. Ése.
Compartimos después unos entrantes humildes pero resultones aunque de dispar éxito. Muy buenas las croquetas de pollo. Nivel alto. 5 unidades a 7'5€.
Bien aunque sin ser excelentes para nuestro gusto los buñuelos de bacalao.
Algo flojas, tal vez lo menos afortunado de la cena, las patatas bravas. Al ver el exceso de salsa avisaba cual animal exótico venenoso: mejor no tocar demasiado. No es que fuesen malas ya que la patata en sí era correcta, pero tanta salsa y no ser gran cosa por sí misma, hacían descender la calidad del conjunto. Vaya que las pueden pedir sin problema e incluso pican como deben, pero esperaba algo mejor, más acorde al resto del conjunto y principalmente a los segundos platos.
Para finalizar los entrantes, unos bocaditos de Pulpo con milhojas de patata y pimienta roja. Increíble textura y sabor del octópodo. No son gallegos pero qué forma de trabajarlo. Una ración pequeña pero un conjunto de quitarse el sombrero hipster que llevan puesto ahora mismo. Mención especial el recipiente en el que lo sirven, una especie de media botella de vidrio muy curiosa.
Y pasemos a los segundos; en especial a los dos de los que guardamos foto digna. Un mar i muntanya, un dueto de alta calidad que justificarían la visita a la Taverna por sí mismos.
Yo, no podía ser de otra forma, opté por la carne tras un intenso debate interior por si no debiera escoger el pescado. Pero qué leches, a quién vamos a engañar. Opté por una de las sugerencias del día, el Garrí acompañado de plátano frito. Puro espectáculo, puro amor a la brasa, una pieza por la que convertirse al carnivorismo. En su punto, delicioso, crujiente donde debía y tierno en el resto. Maravilloso sabor, punto de cocción, técnica y resultado final. Para repetir.
En un nivel similar, la opción pescadera: Bacalao con alcachofa, boniato y pil-pil de vainilla. Sí, han leído bien, vainilla. Delicioso sin discusión. Muy bien el punto de la alcachofa, pero el del bacalao maravilla hecha pescado. Desgajándose poco a poco inmerso en una baño de suave vainilla. No lo creerían.
Para el final, los vasitos de postre. Especialidad de la casa. Presentados en una gran bandeja una gran variedad de los mismos, en este caso nos decantamos por un yogur con fresas del que no hay foto y por un tiramisú ligero y delicioso como el que nos acompaña aquí. Qué decir del tiramisú que no sepan ya... Se pide siempre y punto.
Como ven, la Taverna Hofmann es versátil y está al alcance de casi todo el mundo. Siempre se debe vigilar con las bebidas y los postres y la cuenta no se disparará. Sé perfectamente que es difícil hacerlo, pero si beben sin vino y mesuran el final de la comida, se puede salir por menos de 30€ y disfrutar muchísimo. Si no, pues sobre 40. Ustedes mismos.
En nuestro caso volveremos cuando cobremos los atrasos porque ya estamos saliendo de la crisis, que lo han dicho en la tele. Gran experiencia.

26.9.14

CAN RAVELL. Esmorzars de forquilla que se desayunan un brunch sin despeinarse.

CAN RAVELL, Aragó cantonada Girona, Barcelona, ciutat de la forquilla a les 10 del matí.

Hace unos años se puso de moda de forma desigual en la intensidad y el éxito lo que se conoce como brunch. Aprovechando el desconocimiento tanto en platos que lo conforman como en el calendario para practicarlo fueron proliferando locales de mayor o menor gracia y talento para alegría de los seguidores de Sexo en Nueva York y aprendices de neoyorkinos entre los que nos encontramos. Pero ya está bien. Su tiempo ya pasó y debemos prestar atención a la modernidad bien entendida. La tradición. Por eso ya pasamos del brunch con anabolizantes en forma de euros y vamos a lo nuestro: l'esmorzar de forquilla.

Se le llama esmorzar y podría ser perfectamente una comida; pero ingerida a las 10:30h para empezar bien el día, incluso con café de por medio. Al gusto de cada uno. Nosotros preferimos un vino o una buena cerveza, no nos engañemos. El día de autos, ya lejos, nos dirigimos a despedir el verano a uno de los templos barceloneses que ha dado de comer a generaciones de tragones sin parangón que gustan del buen producto y no están para chorradas. Can Ravell es un clásico eterno desde 1929. Con solera y una cierta fama los últimos años de haber aumentado precios (¿oferta-demanda-fama internacional?) tenía el temor de que al final me decepcionara por algún motivo, pero puedo asegurar que no, que el desayuno salió a 30€ por cabeza bien completo y muy a gusto. Lo bueno es que después te ahorras una comida a no ser que seas la reencarnación de André el Gigante.

Alrededor de una mesa de mármol nos reunimos para el festín y lo que surgiera. Y emergió un desayuno de emperadores persas pre-alejandrinos en forma de platos tradicionales catalanes o del mundo porque lo importante es participar y comer lo que sea pero con clase y buen gusto. Aunque entonces no sé si vuelvo a estar de acuerdo con el brunch o no. Un drama.

Empezamos compartiendo varios platos como éstos: Canelones de sempre, com mana el espíritu de Bonaventura Carles Aribau. Reinaxença i catalanitat!! Con permiso italiano, pero ya me entienden. Gran calidad, muy sabrosos y bechamel en su justa medida, sin tener que buscar el canelón en un océano blanco.

Junto a los canelones, unos maravillosos calamares rellenos. De carne, claro. Una salsa potente para poder aprovechar mojando mucho y bien el pan tras dar buena cuenta del cefalópodo a la kinder.
Y para el final la orgía de colesterol clásica que nunca falta en estos desayunos diseñados para ir a la montaña con las vacas después con fuerza: huevos con patatas y foie. No te digo nada y te lo digo todo. Escandaloso. Una pena que fuese para compartir entre muchos y nos tocase poca cantidad por persona aunque viendo el foie no diese esa impresión. Se podría desayunar simplemente esto y de hecho hay gente que visita Can Ravell especialmente por este plato. Merece la pena si son ustedes unos #huevosfritosconfoiehunters.
Visión global del ágape sardanapálico.
De postre, un correcto tiramisú, una crema catalana muy interesante por la propuesta y una torrija de la que no hay foto que fue la campeona de la serie postril. Acabando por todo lo alto un desayuno de alto nivel, por la ejecución del mismo y por los comensales que eran lo mejor de cada casa.

Can Ravell tiene historia y un futuro más que asegurado. 
Lo recomiendo al menos para ir a darse un homenaje una vez al año porque ya ven que no es un local para ir cada semana, ni por precio ni por salud. Nuestra doctora acabaría por decretarnos una dieta Monzó y no es plan a estas alturas.

4.8.14

SUCULENT. Sí al sucar lent.

SUCULENT, Rambla del Raval parte sur dirección puerto y frente al gatete de Botero. Barcelona.

Hoy no vengo a descubrirles nada. De hecho debería estar en otros menesteres así que no esperen un post excesivamente largo porque de todos modos sólo miran las fotos y lo saben.
Ayer domingo nos invitaron a disfrutar de Suculent (los suegros, no piensen estábamos esperando que algún evento gastrocanapero nos llevase hasta allí) y la verdad es que disfrutamos como pocas veces hemos disfrutado en las últimas horas.
Suculent es un proyecto de Carles Abellán, chef estrella de Comerç24 y Tapas24 entre otros (el cual nos dejó algo fríos un día que nos dejamos caer) y que dirige desde bastidores al tener a un chef joven solvente y de garantías como Antonio Romero en los fogones. Llego muy tarde a Suculent pero ya lo sé. No les voy a intentar vender esa moto de "descubrimiento en el Raval!" que suele llevarse por otros lares. Si no conoces Suculent no significa que otros muchos no lo hayan descubierto antes que tú. Que yo en este caso. Miren en blogs de verdad y verán de qué año son los posts...


En fin, que Suculent es la repera limonera confitada. Máxime si ustedes no pagan, cuenten con ello. No es que tengan que hacer un menú de 60€ pero si son de buen comer y beber. y cuento con ello, se van a ir a 30 fácilmente. Aprovechen una ocasión especial. De alguien.
Pero tampoco esperen un local de superlujo. Es una antigua bodega del barrio chino, reformada y remodelada con mucho gusto, pero no es Hisop o Gresca. Mesas de madera, rústicas, o taburetes incluso. Decoración mínima y muy cañí, no gustándome el detalle del capote, pero què hi farem.

Vamos a la comida.

Empezamos con unas ESPECTACULARES croquetas de rabo de vaca vieja y trompetas de la muerte. No puedo negar que sean caras, 2'5€ unidad, pero tampoco que sean de las mejores jamás probadas en la ciudad. Al punto de cremosidad y sabrosas como pocas hayan encontrado antes. Si en otro sitio les ofrecen congeladas a 1€ no pueden evitar éstas. Por favor. 
Otros optaron por la Ostra en ceviche. Pude catar simplemente la salsa y doy fe de que picante era un rato... La ostra, maravillosa. Sólo había que ver la cara de los comensales.
Mi primer plato, y el de dos comensales más, fue el MARAVILLOSO Ajoblanco con sardina ahumada y huevas de trucha. Reivindico, por favor, la sardina ahumada como comodín para todos los platos del mundo. Además como pueden ver en las fotos el emplatado es en la mesa y con su gracia. Muy bueno el ajoblanco al punto de ajo y con retrogusto (...) almendrero interesante, nada intenso. Hitazo de entrante.



Respecto a los segundos, Jurel en escabeche muy recomendable (sustituyó a la caballa que se había agotado ese día) con salsa para mojar durante un buen rato.
El ceviche de gambeta roja que provocó el delirio en buena parte de la afición:
El morro de bacalao, confitado a baja temperatura en aceite, con caracoles que también provocó satisfacción en otra parte de esa afición...y...
El maravilloso Rabo de vaca vieja con salsa de chocolate y minizanahorias...SIN PALABRAS. Obligado para todo carnívoro (y en un bocata??). Lo apuntado en la croqueta amplificado por 1000. Una carne al punto que se desmigaba (deshuesaba?) con solo mirarla y con una potencia de sabor inconmensurable. Una maravilla hecha plato en el que podías mojar hasta no dejar una gota. El único pero es precisamente el plato, el envase. Buena idea lo de la rusticidad de la olla, pero incómoda para meter el tenedor y trabajar la pieza cómodamente (y para que se vea algo en la foto). En todo caso, y como habrán imaginado no quedó un ápice de carne en ese rabo.  
Resumiendo, una opción muy buena si quieren disfrutar, comer bien, quedar bien y pasar un buen rato comiendo. Aplaudimos la opción botijo para el agua y lo reivindicamos también desde aquí. Menos electricidad y botellas de plástico y más botijo. Y más rabo de vaca. Y más ostras. Y más de todo un poco y sobre todo volver. Que faltan muchos platos que probar.
Sí a sucar lent - Sículent.